Arít León Rodríguez
A veces creo que en Chiapas estamos tan desligados de lo que nos pasa y de cómo manejan y desmadejan nuestras carencias, necesidades e ignorancia, que muchísima gente compraría pozol en Liverpool a un 800% de su precio si se lo vendieran, sin importar realmente si tuviera un sabor de menor calidad.
Consumimos información, misoginia, verdades tendenciosas y mentira descarada al por mayor, sin rechistar. Lo triste y preocupante es que ya es más que obvio que no estamos reaccionando.
Tan solo basta salir a las calles y observar el desorden, la suciedad y el abandono. Tristemente es imposible no darnos cuenta por más positivas que seamos.
Claro, le digo, el trabajo de tan magnánimo desgarriate no ha llegado solo, ni es exclusivo de alguna autoridad municipal. Nosotros vamos al matadero con gusto.
Permitiendo que nos hagan esto, impulsándolo, justificándolo y participando en la corrupción también. No podemos negarlo.
Nos quejamos de la violencia, pero aplaudimos como focas a quien comparte imágenes aberrantes en redes que en cualquier sentido son abyectas: Una imagen que dice “Lo sabía, se cumplió mi deseo” y usted observa un árbol navideño, en una sala cualquiera, con regalos navideños y una mujer atada de pies y manos tirada junto a los presentes.
En un país donde desaparecen mujeres diariamente, este tipo de bromas, deberían ser sancionadas. Claro a quienes el consumo sexual forzado no podría generarles repudio, tal vez este comentario le parezca incomodo o de más.
Pero no es tal. Hasta que nos estalla en frente, hasta que nos toca como daga ardiente en el pecho, entendemos que la violencia no es un juego y no debe hacerse juegos con ella.
Pero hasta antes, la normalizamos, la compartimos, educamos a nuestros hijos con ella y ahí radico el problema principal de nuestro caos reincidente.
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Leyendo que Mexicali es la ciudad más contaminada del norte, me puse a pensar que Tuxtla es de las ciudades con más vehículos tienen.
Acá en la ciudad de Tuxtla, tenemos más de 40 mil vehículos los que a diario transitan la cual se ha quedado sin espacio, por lo que día a día se necesitan de otras alternativas para poder trasladarse de un punto a otro sin tener que esperar mucho tiempo en las largas filas del tráfico.
He ahí porque urge que la carpeta asfáltica y drenes pluviales sean en efecto funcionales. Muchísimos coches que desgastan calles y llenan de caos las arterias citadinas.
No es tan descabellado empezar a prevenir el efecto invernadero y crear cinturones verdes en la ciudad. Rodeados de montañas, cada vez con más vehículos, menos árboles y zona caliente en verano y primavera, esta ciudad será el infierno en algunos años.
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Una conocida me mencionaba lo difícil que le resulta el tema de la adopción. Los miedos que embarga a su familia cuando se menciona la idea de realizar una adopción y que las cosas no salgan como se esperan, que la familia de ese bebe regrese a quitárselos, la desinformación acerca de como realizar este tipo de procedimientos, las ansiedades, los candados que existen en la actualidad y ante todo, los tiempos y el desconocimiento de las mismas personas interesadas.
La situación básica es que, una mujer sola no puede adoptar. Es decir, una mujer soltera no es considerada capaz de adoptar a una niña o niño. Debe estar casada, y casada con un varón.
¿No es esto ya bastante retrógrado? Realmente las parejas inestables no dependen de un sexo para serlo, así como las familias homoparentales no son en definitiva, fuente nuclear del caos.
Existen en la actualidad, mujeres en plenitud laboral que no desean casarse y desean ser madres por adopción, así de simple.
¿Es preferible dejar a cientos de niños en casas hogar a que sean amados por una madre sola y su familia? Sabemos que en las casas hogar niñas y niños sufren. Sufren abandono, desprecios y maltratos que llegan a los umbrales del abuso sexual.
¿Entonces?
Mientras tanto existen muchas niñas y niños que ya pasan de la edad “deseable” para ser adoptados, y a sus ocho años saben que difícilmente hallarán un hogar, y al cumplir la mayoría de edad tolerada, se irán a la calle, a empeorar su destino.