La última semana para determinar dos cosas: el rumbo de nación que el pueblo desea, y sí la guerra sucia les dio resultados a la oposición que se ensañó con la presente administración y la llamada 4T, a cuyos programas y proyectos les ha puesto todo tipo de zancadillas jurídicas y propaganda negra.
Desde luego que las estadísticas nacionales e internacionales apuntalan a Sheinbaum con 25 puntos arriba, con un margen de error del -3 que se usa para este tipo de mediciones electorales, y técnicamente asegura el triunfo a Morena y aliados, e incluso instituciones financieras señalan que el peso se mantiene estable y no hay inquietud en los mercados financieros mexicanos, porque esta segura la continuidad.
¿Pero cómo?
Si bien no se ve complicado el escenario para ganar el Ejecutivo, es otro para con el Legislativo federal; la oposición no está supuesta a dejarse vencer y sus elementos buscan con todo impedir la llamada mayoría calificada, que permitía hacer las reformas de tipo social y nacionalista que ha intentado la 4T a lo largo del sexenio, y que han sido detenidas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Se vuelve a insistir en que, la corrupción no se elimina por decreto; en ese sentido el poder Judicial ha dejado mucho que desear y aun las quejas al respecto, el Consejo de la Judicatura no emite acciones en contra de ministros, magistrados, jueces que han sido sindicados.
Hay los que señalan que esa corrupción está implícita en el pueblo, que desde dónde emanan los corruptores o corruptibles, sean funcionarios, empresarios, ciudadanos ¿La solución somos todos?
Igual y sí, en un trabajo moral, ético, responsable, que reclama trabajo de conjunto, porque sería desgastante otro sexenio lleno de polémica y desinformación.
Una semana para empezar a conocer qué decide México.