Tubo de ensayo

29/abril/2024

René Delios

No está en la mentalidad de los mexicanos boicotear las elecciones al grado de anularlas.

Contario censu esperemos que México el 2 de junio tenga un proceso político tranquilo, y se dé el reparto -vía voto- del poder, aun el resultado de las encuestas actuales que, son cada vez más certeras.

 

Pero aun con eso que sea el voto el que decida y no la violencia.

 

La otra es que los 500 diputados federales que lleguen a San Lázaro para integrar la Cámara de Diputados, tendrán que trabajar en serio en sus distritos, tener presencia, hacer trabajo político para lograr gestoría social significativa, que se note, que se palpe, pues solo así podrán buscar la reelección.

Luego de la resultante de las elecciones más vigiladas en México, muy cuidada para evitar el seductor cuando no amenazante crimen organizado, la consolidación de la reforma político-electoral es poner en vigencia una ruta democrática. Eso es lo importante: que el voto decida, consolide la naturaleza política del país, y su calidad en el ejercicio público se mejore sustancialmente.

 

Solo así se podrá eliminar el otro flagelo: la corrupción.

 

Si no se logra eso, todo seguirá igual en medio de la demagogia, la descomposición social, la desigualdad y mala calidad de la política y sus aderezos: el hambre, las enfermedades, el desempleo, el vandalismo.

Como siempre, arrecian los sondeos, y mantienen a Morena punteando. Esos sondeos indican que en algunos casos que PRD y PT tienen en riesgo su registro el 2 de junio, pues ya no se pueden regalar votos.

 

Lo que sí se espera es que no haya mayoría absoluta o calificada.

 

Esto es que ningún partido domine la cámara para imponer criterio único; necesariamente habrá negociación -esperemos que no concertasesiones- entre las bancadas para sacar adelante las reformas e iniciativas de que se trate.

 

Matraz

 

Lo que sí ha quedado claro es que López Obrador es un político, no un profeta; no hace milagros como tampoco encuentra soluciones mágicas a los flagelos sociales que hemos tenido en lo que va del siglo en este país.

La otra es que no alcanzó el sexenio para remediar los males –ni negarlo- de la corrupción aplicada y ejercida todo el silgo pasado y que en éste permitieron la violencia del crimen organizado, la explotación de la pobreza, ausencia institucional, deuda, y que muchos minimizan a modo so pretexto de que en el gobierno de AMLO, se han incrementado, cuando eso no los priva de las culpas en tanto el otro no busca a los culpables.

Al señor López lo atacan por cualquier pretexto y se las regresa minimizando el contexto, como se ve en los medios impresos y electrónicos y obvio en redes; al mandatario mexicano no le va muy bien con los medios de comunicación que han perdido privilegios y obviamente mercedes que le proporcionaban contratos leoninos, posiciones de control, manipulación de programas y con ello, de partidas incluso secretas, uso de personal, equipo y estructura de gobierno.

Pero en cambio de luces: los empresarios ya no cuestionan la falta de apertura para con ellos por parte del presidente, pero aún siguen con que necesitan garantías de seguridad para la inversión -que desde luego no van a encontrar en EU o Europa-, pues no quieren entender que por eso se llama capital de riesgo, pero como siempre fueron amparados, pues ven raro que ahora no, y acusan de populista a la mal llamada 4T.

El presidente cuestiona todo aquello que se mueva en contra de su política de apoyar a los pobres, y los llama “orgánicos”, sean intelectuales, empresarios, o mis vecinos, a los que no quieren pensar en los pobres primero.

 

En realidad nadie gana en ver quién se doblega a quien.

 

Digo, porque eso de acusar a AMLO de populista cuando apoyó -y sigue apoyando- un T-mec neoliberal como salvavidas financiero, pues como que no lo identifica como tal, en tanto él acusa de corrupción a los empresarios sin presentar nombres con demanda judicial incluida, pues como que tampoco.

Un ciudadano normal le debe al ST y no le va para nada bien, pero a Salinas Pliego ni le soplan el pelo pese a su enorme adeudo.

 

Pleito de rancho, a riesgo medido, desde luego.

 

Olvidan en lo personal que se trata de México, no de ellos, de su protagonismo, de su servilismo o de su caudillismo transitorio.