Tubo de ensayo

26/abril/2024

 

René Delios

 

Y es que solo oímos partido de derecha ¿Pero realmente que proponen socialmente?

 

Esto entendido de que es la gente la que los elige, y es a ésta a la que, esos institutos políticos financiados con dinero de ese pueblo, debe responder ya cuando es gobierno, con trabajo social: desarrollo humano, estructural e institucional.

 

A menudo escuchamos a elementos del partido gobernante hablar de “ultraderecha” como una etiqueta; se critican sus diferentes ideas, planteamientos. Como otras corrientes políticas se subdivide: la extrema derecha y la derecha radical.

 

En lo general la llamada ultraderecha es “el espectro político de corrientes de derechas con posiciones hostiles hacia la democracia liberal” y esto no dicho por éste escribidor de bodrios, sino por el politólogo neerlandés Cas Mudde, en su libro “La ultraderecha hoy”.

 

¿Qué añade el prefijo “ultra”?

 

El autor dice en su edición que “desde el siglo XX, la ultraderecha es aquella derecha hostil hacia la democracia liberal que puede ser hacia su esencia, como las ideas de libertad, igualdad o el respeto de las minorías, pero también hacia algunos procesos, como el de las mayorías. Pero no toda la ultraderecha es igual, sino que es un término paraguas para la extrema derecha y la derecha radical. La extrema derecha rechaza los elementos de la democracia liberal y su objetivo último es reemplazarla por un sistema autoritario. Por su parte, la derecha radical acepta en líneas generales la esencia democrática y su juego, pero se opone a algunos elementos básicos, como el respeto a las minorías o el Estado de derecho.

 

“Nativismo, autoritarismo y populismo”.

 

Esto último es lo que vemos en México.

 

Ya desglosando la edición, esa extrema derecha como la derecha radical han llegado a ser gobierno, no siempre exitosos: los casos más conocidos de la extrema derecha han sido el fascismo, que gobernó Italia con Benito Mussolini, y el nazismo, liderado por Adolf Hitler en Alemania.

 

Pero de eso no hablan los “derechistas”, solo de Castro o Maduro en Cuba o Venezuela, como ejemplo de la represión social, y en efecto, a esos modelos “populistas” o socialistas, han caído en el autoritarismo o la dictadura.

 

En cambio la derecha radical se ha vuelto más conciliadora, pero no por ello ha dejado de ser excluyente: ha logrado gobernar en Estados Unidos a través de Donald Trump, en Hungría con Víktor Orbán; el ejemplo latinoamericano ha sido Brasil, con Jair Bolsonaro, en Argentina con Javier Milei, y cerremos con Daniel Novoa, de Ecuador.

 

De derecha hay gobiernos como Israel, partidos como Vox en España, Alternativa para Alemania o la Agrupación Nacional, en Francia.

 

No, nunca más ha habido extrema derecha como la de Mussolini y Hitler.

 

En América, recién, llamó la atención Donald Trump, quien en su gobierno planteó un proteccionismo económico contrapuesto al expansionismo monetarismo nacido en ese país, y que conocemos como neoliberalismo; Trump obligó a empresas de EU a invertir en su propio país –en el que se incrementaba el desempleo- en vez de buscar “paraísos fiscales” y naciones de mano de obra barata, además de que también la Inversión Extranjera Directa bajó, ante los primeros visos de la relocalización –que va a beneficiar a México en los próximos años-, y no por eso lo llamaron populista.

 

Lo que si no gustó es que Trump, no financió ninguna guerra en su periodo, pero inició una serie de políticas xenofóbicas bastante publicitadas incluso dentro de su país –lo que no extraña-, por su alta carga discriminatoria, en especial para con los latinos, y más que la verdad, haciendo números, expulsó –le llaman diplomáticamente “deportar”- más latinos Obama, que el “ultraderechista” magnate.

 

Pero eso no lo dijeron los de allá, que le ponen piedras jurídicas al nuevamente aspirante presidencial, temerosos que termine con las ganancias sangrientas de las guerras que financia EU en Ucrania y Gaza, y le vuelva a bajar la tensión en Taiwan, y en una de esas le vuelva a ir a dar una vuelta –o le pague la visita en EU-, al norcoreano Kim Jong-un, no considerado de ultraderecha, pero si dictador a secas, y que sería una ofensa para “el pueblo libre de EU”, practicante de la democracia y los derechos humanos, a tal grado que es juez del mundo sobre el particular, aun financie –decía- una serie de genocidios por el mundo, y avale abusos de otros países en la explotación de naciones tercermundistas como sucede en África, con Níger y El Congo por parte de Francia e Inglaterra, que explotan a cambio de miserias, Uranio, oro, tantalio, wolframio y estaño, financiando y apoyando dictaduras o gobiernos a modo, que aplastan –así, a balazo limpio- toda inconformidad, y no aun con esa barbarie merecieron mención alguna en ese informe gringo de marras.

 

Pues ahí va Donald de nuevo, e igual la gana el republicano en las elecciones de noviembre de éste año, y se convierte en presidente de nuestro vecino distante, y vuelve la misma cantaleta del muro, de la malaria latina en su país, e igual le entra a financiar balazos y no abrazos en el mundo árabe, otra sacudida en Ucrania para elevar el ego gringo de que son la nación más poderosa, y bloquear las innovaciones chinas que poco a poco ha ido prefiriendo en mundo, incluyendo la propia gente de EU, en un doble lenguaje ya conocido y que solo ellos, los gringos, tienen la idea de que no se nota.

 

Pero igual y no, y Trump no llega y repite Biden, y las cosas van a seguir como van, con el doble lenguaje que maneja ese presidente de decirle amigo a AMLO, y no reconocerle en su informe el enorme trabajo sobre derechos humanos que se ha realizado, lo que le dolió al mandatario mexicano que los acusó sin hacerlo de genocida, al mencionar que están descalificados para hablar de derechos humanos cuando son los mayores vendedores de armas -edecanes de la muerte-, quejándose de que le meten drogas desde México hasta por los ojos, mientras le venden clandestinamente armas a los que hacen ese trabajo de narcotráfico para enfrentar a las autoridades mexicanas de éste lado, que desde luego tienen su contra parte o socios de aquel, a los que los güeritos no molestan pues la distribución de estupefacientes y demás sintéticos sigue vigente, cobrando cien mil muertes al año.

 

De eso se quejan, a doble cara los de EU.

 

Pero es un gobierno ejemplar, no como el cubano o el norcoreano que pisotean los derechos humanos.

 

Así éste mundo descuadrilado.