Tubo de ensayo

19/abril/2024

 

René Delios

Desde luego que es de libre albedrío de acuerdo a los cánones de la democracia, pero en términos de política local la cosa brinca, pues la consigna no solo es ganar la presidencia y la gubernatura de Chiapas, sino ser también mayoría calificada en las cámaras federales, y evitar todo el bloqueo político que ha aplicado la oposición a la 4T -y que han apoyado los seguidores del conservadorismo reaccionario-, por lo que va a ser 6 de 6 según se aprecia, en algo que observo en no pocos, no es de muy agrado pues si bien jalan con Eduardo Ramírez, no la comparten con AMLO y menos con la que consideran su continuidad –y lo es-, la doctora Claudia Sheinbaum, investigadora reconocida y que al estilo de la política mexicana, ha sido minimizada, insultada, vilipendiada, por los seguidores de la ingeniera Xóchitl Gálvez, a la que le ha ido igual por parte de los seguidores de la 4T, en temas de los que poco se habla pero que denotan mucha misoginia incluso de parte de sus iguales.

 

La cuestión es que, en Chiapas, hay los que jalan con Eduardo Ramírez, decía, pero no con Claudia, y eso nada más no, pues la consigna no es solo que él gane en Chiapas, sino que su arrastre aporte la mayor cantidad posible de votos a la causa, y “seguir haciendo historia” con mayoría calificada en el Congreso de la Unión, y eso lo sabe muy bien el senador.

 

Desde luego que el candidato y su equipo saben quién es quién, y cómo se desenvuelven en la política local, en que los políticos indistintas corrientes, son la misma cosa y júrenlo que si el puntero fuera otro candidato o candidata distinto al senador morenista, todos en tropel estarían con el o ella y su partido al estilo de tanto oportunista conocido, para apoyar el clásico “ahora sí” para Chiapas, como se viene diciendo desde el dos mil, fecha en que, por primera vez se dio la alternancia en nuestro estado, y en dónde, por primera vez también, en busca de una gubernatura el PAN y el PRD jalaron juntos, pues el blanquiazul se alió al “Movimiento de la esperanza” que abanderó Pablo Salazar, y que con algunos cambios hoy, suena parecido a eso de “La esperanza de México”.

 

Pero esa es otra vaina.

 

La que nos ocupa versa sobre que gravita la necesidad de que los candidatos no solo vean por sí, sino también por la sigla partidista y entretejan un discurso que englobe el todo que se logró con Andrés Manuel, ahora sin él, pues de lo que se trata también es el de consolidar a Morena como partido, pues tiene que seguir ya sin AMLO y empezar a formar sus propios cuadros políticos, y no seguir aceptando a cada sátrapa de torcidos antecedentes y malos augurios, que desde luego se acoplan a la 4T más para no vivir en el error que por compromiso social, dijeran otrora los priistas, al referirse del equívoco que es estar lejos de las mieles del presupuesto y del tráfico de influencias.

 

Pero esa también es otra historia.

 

La que aterriza es la crónica ya anunciada en Chiapas del triunfo de Eduardo Ramírez en junio próximo, y al que se anexan o adhieren grupos, sectores, políticas e intereses, para no estar fuera de la mira del que será el gobernador de Chiapas, pero mientras como candidato, también tiene metas colaterales, y dentro de estas esta en las primeras líneas del cuaderno, la consigna de Sheinbaum de ganar el congreso federal.

 

Eso es prioritario para consolidar a la 4T aterrizando su proyecto de nación, sus planteamientos sociales y de desarrollo humano, obvio de justicia social, equidad, paridad y seguridad, que tanto han bloqueado desde  la oposición en aras de “no dejar crecer el comunismo y el populismo en México”, y esperemos que los seguidores de ERA lo entiendan y lo apoyen pues al cien, pues por aparte esa respuesta política desde la base será vital e importante en la consideración del gobierno de Claudia Sheinbaum –que también va a ganar-, para con Chiapas, esta hermosa entidad que sino abandonada entre las montañas del Sureste Mexicano, sí se le negaron por sexenios los beneficios a los que tiene derecho, por lo que aporta al pacto federal, a la nación y al gobierno, en fama, energéticos, historia, identidad, cultura y belleza.

 

Y desde luego, votos.