René Delios
La verdad le corresponde al consumidor de noticias cuestionar o reconocer a sus emisores, sean medios informativos o periodistas, no a un presidente como Andrés Manuel López Obrador que, como tal, está sujeto al escrutinio público y no a andar sacando distractores que pueden hasta ser de riesgo para los comunicadores que él exhibe, solo porque no son afines a su gobierno, en una nación plural en lo político y pluriétnica en lo social.
¿Y luego?
Se siente el mensaje: “estos no” son amigos de la –¿O su?- 4T, para que sus seguidores los identifiquen bien, y mínimo no les hagan caso a sus escritos y comentarios porque él lo dice.
No puede el presidente deslizar que México es la nación en tiempos de paz con el más alto riesgo para ejercer el periodismo –y no dicho por éste escribidor de bodrios-, y él preside la administración en la que se han asesinado más comunicadores -y también luchadores sociales, pero esa es otra lamentable historia-, como para que demuestre que tiene animadversión en contra de comunicadores vendidos o comprados por el neoliberalismo, pero nada dice en torno a los que publican solo alabanzas a su persona, sin guardar la imparcialidad necesaria.
Dice que toda la crítica dura y hasta vergonzosa en contra del mandatario deriva de que, privó de contratos millonarios a las televisoras y cadenas radiofónicas que facturaban miles de millones de pesos anuales, y al suspenderles ese recurso sienten como que los despojaron, aparte de otras mercedes y privilegios para los comunicadores estrellas de esos medios, no solo en varo, sino en viajes, reservaciones, unidades vehiculares prestadas o alquiladas, en fin.
Hasta aeronaves, yates, vigilancia.
Les duele, y eso lo dijo claro AMLO al señalar que Grupo Imagen de Olegario Vázquez Raña, dueño de Excélsior e Imagen TV, ganó 37 mil millones de pesos en el pasado sexenio, y ese era el origen por el cual, Ciro Gómez Leyva, le da a diario desde que inició el sexenio.
Pero el periodista presenta argumentos, imágenes, reporteros, como sucede en otras emisoras de noticias.
Igual ha habido desplegados cuestionando seguridad, pero más para mostrar músculo ante AMLO, su 4T y Morena, pero también, para que la oposición leyera que tienen a ellos como aliados, aunque la oposición esté sin aliento, sin propuestas de competencia, y solo hace lo mismo que el neoliberalismo desacreditado: criticar al presidente, en la idea de que así se forma imagen, presencia, credibilidad, cuando el punto no es ese, y sí el que, el PRI, el PAN y el PRD, están electoralmente desacreditados para hablar de democracia, justicia social y equidad.
Pues así las cosas con el polémico presidente de México, el más cuestionado y aun así, no lo tambalean, menos a su gobierno cuya economía registró esta semana una muy buena paridad del peso frente al dólar, se incrementan las inversiones, suben las remesas, como no había pasado en medio siglo -lo que no van a reconocer sus opositores-, pero es cosa que sí observan los entrenados en el varo mundial, en torno a las llamadas naciones de economía emergentes, en especial México y su cercanía con EU y Canadá.
Esas son las cosas que le encantan a los inversionistas dentro de la relocalización de empresas o nearshoring, pero también a los especuladores -como sucedió en el periodo neoliberal que tanto caso le hacía al FMI-, que llegan buscando pactos leoninos, ventajas fiscales, y pues como se acabó eso, pues también le entraron a financiar al periodismo corrupto –la portada de la revista Siempre! En contra de Sheinbaum, como ejemplo- que miente o manipula la verdad a modo.
Pues ni con eso le bajan puntos al presidente, y se insiste que no dicho por éste escribidor de bodrios: ahí están las estadísticas de popularidad, los resultados electorales de 2018 a la fecha, la ingeniería de campaña que diferencia a ambas candidatas.
La oposición y su candidata no levantan, y pues cuando se dice eso desde alguna pluma o voz, resulta que ese comunicador ya se vendió ante la 4T, pero si la cuestiona, desde la 4T dicen que ese periodista es vendido al neoliberalismo.
Y ahí es cuando empieza la vaina esa de periodismo militante y periodismo comprometido; el primero es con personajes, el segundo con su oficio. Pero esto último se complica para los políticos de ambos bandos, que tienen una idea muy cuadrada sobre el periodismo político como parte de la información y formación social.
Por eso para cada bando y de acuerdo al cómo informe, ese comunicador está vendido.