René Delios
En la red sociales los hay quienes se creen al píe lo que terceros dicen, y eso parece pasar con las encuestas sin control que se manejan en este país, que emiten sus posicionamientos a modo, y dan por ganador a quien se las pague, pues ni negar que fue notable la guerra de cifras entre los aspirantes por Tuxtla, por ejemplo, y antes por la gubernatura, en estadísticas que, no ameritan ninguna verificación del porqué las publicaron a modo, igual que pasa con los ataques a la ética y moral de los candidatos, a los que el respetable soez y de baja estofa, insulta vía redes sociales, a la o el aspirante, sin ninguna satisfacción posterior para el ofendido.
Ese es otro de los ejemplos del porque se cuestiona mundialmente la calidad de la política en México, putrefacta desde los partidos mismos.
Pero esa es otra historia.
La que nos ocupa es que, por lo que sea los usuarios se dan por “enterados” o “entendidos” o “informados” con lo que se publica en redes sociales y de facto, lo dan por cierto.
Años –siete lustros-, leí una entrega de David Huerta hijo, en los primeros años de fundada La Jornada, sobre la prospectiva que él tenía en torno a la red de redes y, desde luego, el hijo del “Poemínimos” no se equivocó, pero se quedó corto.
El ciber espacio –o sea, las redes- se ha extendido tanto que de virtual se hace tan real y de peso –ahí viene fuerte la holografía-, que hasta oficialmente se tienen que desmentir las fake news, tanto por gobiernos como por particulares, y eso sin poder exigir derecho de réplica o demandar por difamación, pues eso no está legislado pese a su actualidad como tecnología de comunicación mundial, y la frecuencia con que se le dan fuerza a notas falsas, sin importar exhibir a la mala a las personas u gobiernos.
Conocido los nombres de los aspirantes a puestos de elección, iniciaron otra vez los descalificativos y hasta insultos ahora también en el Tik-Tok, red social en la que no se verifica nada para poderlo emitir, y habrá quienes les crean y hasta lo propaguen.
La verdad, las mentiras son dañinas, no solo desinforman, sino que deforman la realidad, y así nos vamos a diario acumulando información como esa, y hasta la repetimos en muros y otras redes, en la idea vacua que de tan repetida se hace verdad.
Eso no funciona, lo intentó sin éxito Josep Goebells, el estratega nazi de publicidad.
Digo, manipular contenidos no es cosa de ahora: por años pasó a través de las ondas herzianas de la radio y televisión mexicana y en un momento, dejó de ser efectivo.
Tiene tiempo que me quedó claro que si uno no se informa, se queda con lo que le digan y así, nos han engañado desde tiempo ha, en que cuando no “idóneos”, “caudillos” o “santones”, nos ofrecen las perlas de la virgen en esta nación de mentiras acumuladas.