Tubo de ensayo

13/abril/2024

René Delios

 

Nunca se ha destacado México por gobiernos con un despliegue importante de proyección, difusión, fomento y vinculación de y con y para la cultura, y menos cuando se dicen populistas pues, su idea de desarrollo es humano, aun sea fundamental la identidad, de dónde viene, qué hace ese núcleo humano.

 

Sí, eso de combatir la pobreza la más de las veces es demagogia, y cae en el concepto materialista y desliza la cosa de la idiosincrasia, cuando todo eso debe procurarse junto.

 

Desde luego que el pueblo y sus exponentes se hacen solos, buscan su camino y el punto es que, cuando logran fama entonces sí pone en alto el nombre del estado o del país.

 

¿Qué saben de las lágrimas vertidas por los días de hambre, de las frustraciones ante oficinas cerradas?

 

Por eso no me sorprende enterarme que se limite el financiamiento a la cultura so pretexto de austeridad o de combate a la corrupción; los gobiernos populistas de siempre han aplastado a los que piensan diferente y censurado a la libertad de expresión, y el problema social es que argumentan que es lo contrario aún las evidencias -obvio históricas- de lo contrario.

 

Pero igual de siempre han salido derrotados por los pueblos.

 

Nadie es el portador de la verdad, y bajo ese principio de la pluralidad, se sustenta que la voz de los menos se escuche igual que la de los más, y de ahí que, en las cámaras legislativas, partidos chicos y grandes usen a la misma altura, la tribuna.

 

Solo qué en este México no controvertido, sino manipulado, a esos menos solo los escuchan pero no les resuelven sus demandas; pasa lo mismo con los más: según esto son la mayoría, pero sus representantes están subordinados hasta la ignominia con el presidente de que se trate.

 

Es decir, el presidencialismo sigue vigente, y si el mandatario dice que la cultura no es cosa prioritaria ante las demandas sociales, se le limitan recursos y se extienden los presupuestos a los proyectos sociales, como sucedió en México por sexenios, cuyos dineros no siempre fueron bien usados.

 

Y si esa realidad la manipulamos -para no variar- y colocamos por sectores, resulta que los menos son los más beneficiados: empresarios, industriales, comerciantes, políticos, por sobre los más, o sea los trabajadores o empleados, obreros, campesinos, burócratas, ciudadanos.

 

Y todos esos más, no tiene voz, salvo el día de la votación: nunca más son consultados.

 

Los legisladores en México son tanto elegidos como electos; elegidos a través del tráfico de influencias intra cúpulas, grupos, alianzas, coaliciones para ser los candidatos, y luego electos por que ya no hay más en las boletas electorales.

 

Para un buen de mexicanos –más de los calculados- los votos son mero trámite y lo anulan o ni votan: son los abstencionistas: millones de ciudadanos con derecho que no cree en esos partidos y sus políticos.

 

Es grave, se pasan del 20 por ciento del listado nominal, y se supone que México se gobierna bajo un régimen de partidos, a los que sustenta el voto ciudadano, motivo por el cual se les dan prerrogativas, incluyendo un varo para el trabajo político de base, el que, tiene sexenios, ya no se hace y las cosas quedan en el individualismo, por lo que la gente vota por el personaje no por las siglas.

 

¿Y luego? Esos partidos cuestan al erario, y bastantes miles de millones de pesos.

 

Solo hay un día para la elección, y ahí está lo que hay para tu municipio, tu distrito, tu entidad: así que eliges “lo menos malo”, a tu juicio.

 

Pero lo menos malo también viene del tráfico de influencias y de la corrupción política; desde luego de la demagogia de las encuestas y otras tantas manipulaciones que ya están generando fracturas -por ejemplo, en Morena-, por las imposiciones.

 

Pero ¿Quién dijo que “la izquierda” en México ha sido democrática?

 

Para empezar ni es izquierda; es un remedo: ni el PRD se sustrajo a la podredumbre de la corrupción de la ideología y la contaminación la convicción, y formó bodrios a través de corrientes políticas internas que llamaron tribus, y cuyos críos luego lo dejaron para “chapulinear” a Morena y a otros partidos, en dónde no aportan, se sirven, pues no puede haber compromiso social por parte de quienes no respetaron nunca una raíz ideológica, y justifican su migración partidista “buscando cómo servir mejor a mi pueblo”, cuando la verdad, solo buscan protagonismo, intereses creados, corrupción.

 

Ciertamente ese partido “neoizquierdoso” -como lo llaman- no tienen más basamento social que su santón; más planteamiento ideológico que su caudillo; como partido político es joven; sus cuadros ya estaban hechos en otras fraguas.

 

Y para qué ir tan lejos: ahí están los listados a diputados locales, federales, alcaldes, senadores, gobernadores, en dónde saltan nombres que destacaron por años en otros partidos, como muestra de la gran cultura ´política de éste país.

 

Cultura… con ese tema iniciamos éste bodrio que se corrompió en la medida en que se contamino al escribir sobre política a la mexicana, que aún está lejana a –y lo saben todos los que se dedican a maquillar la-, democracia.