Las crónicas de un continuo despertar

29/abril/2024

 

Arít León Rodríguez

 

¿Usted piensa que estamos solos en el mundo, universo y demás?

 

Obvio en estos días en los que el alza de precios, la depreciación de la bolsa y la efervescencia candidatera están a la orden nos descontrolan las ondulaciones monetarias que tanto nos desfasan la tranquilidad, que salgan temas que definitivamente distraen a la población no es raro.

Que aparecen ovnis, que se hacen conferencias en la cámara de diputados, nos muestran extraterrestres pero no nos explican porque los desaparecidos de Ayotzinapa no tienen justicia.

En fin, a mi me gustan los temas ligados a los aliens, y claro que me gusta que se expongan situaciones científicas al respecto, pero las razones que originan tan súbito interés, claro que se sobreentiende, ya sabe.

 

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Pronto iniciaremos las etapas serias de las propuestas electorales.

¿A usted ya le tocó recibir a quienes llevan la información de su candidato o candidata?

Recuerde que son personas que trabajan para sustentar sus necesidades de forma digna.

Hace unos días leí una noticia que en una zona colindante de Chiapas con Tabasco, asesinaron a un joven que repartía proselitismo de Morena.

Lamentable como siempre que personas inocentes paguen con su vida apasionamientos politiqueros, que son más intereses económicos que compaginación social.

Ergo, no soslayados en el conocimiento que las personas que van de casa en casa realizando estas funciones son movidas por la necesidad, seamos educados pese a la diferencia ideológica, digo, porque luego no faltan los oligofrénicos que atacan a quienes les visitan como si fueran el enemigo a vencer.

También seria genial que las y los candidatos no se olvidaran de quienes hicieron el trabajo a pie, bajo el sol, para que lograran los números que se ven reflejados en las elecciones.

Acuérdense que muchas veces la plebe se agarra hasta a machetazos y los políticos hasta amigos son.

 

Un poco de empatía nos vendría bien.

 

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Hay días en los que parece que el entorno no hace más que desencantarnos, desgastarnos hasta que creemos ser una hilacha de papel que se mueve con el viento.

En uno de esos días me encontraba hasta hace algunos instantes, en los que leí que Van Gogh está muerto –efectivamente- y que su tumba necesita arreglos.

Obviemos la tumba y sus restos mortales, son lo de menos.

El punto es que ese ser artístico increíble, estaba loco. Lo estaba, esquizofrénico, desvariable, minimizado y posiblemente muerto de una manera no natural.

Pintó más de 900 obras que el consideró que no le importaban a nadie. Solo vendió un cuadro en su vida, a Anna Boch y una de ellas tapaba el hoyo de un gallinero.

El punto es que, en ocasiones no es que seamos malos en lo que hacemos, desprolijos o mal vistos, lo que pasa es que nacimos en una época que no tiene la capacidad de entendernos, o simplemente estamos locos y delirantes.

 

Así las cosas.