Las crónicas de un continuo despertar

19/abril/2024

 

Arít León Rodríguez

 

Elena Garro, escritora mexicana, la cual contó prolífica carrera literaria y premios nacionales es considerada la segunda mejor y más prolífica escritora en México después de Juana de Asbaje.

 

Ella, fue dramaturga y novelista; también cultivó la poesía, inédita en gran parte, y el periodismo, recientemente publicado en el tercer tomo de su biografía. Además, incursionó en otras disciplinas artísticas como la danza, la actuación y la coreografía.

 

En 1954 escribió guiones para las películas como Sólo de noche vienes, basada en el cuento “La culpa es de los tlaxcaltecas” y Las señoritas Vivanco entre otras. En su lista de obras aparece: los cuentos de La semana de colores (1964).

 

De 1959 a 1963 vive en Nueva York, regresa nuevamente a México y en 1964 recibe el premio Xavier Villaurrutia por su novela Los recuerdos del porvenir. Con la matanza del 68, se convierte en non grata para la intelectualidad mexicana por criticar a muchos pensadores y críticos mexicanos de inspirar a los jóvenes a movilizarse para desafanarse cuando vieron las consecuencias letales del movimiento estudiantil.

 

“Yo culpo a los intelectuales de ser cuanto ha ocurrido. Estos intelectuales de extrema izquierda que lanzaron a los jóvenes estudiantes a una loca aventura… que ha costado vidas y provocado dolor en muchos hogares mexicanos. Ahora como cobardes, esos intelectuales se esconden… Son los catedráticos e intelectuales izquierdistas los que los embarcaron en la peligrosa empresa y luego los traicionaron. Que den la cara ahora. No se atreven.”

 

Se la considera la precursora del “realismo mágico” latinoamericano ya que lo introduce en sus textos antes que García Márquez o Juan Rulfo.

 

Sus actividades políticas y su enemistad con determinados intelectuales, incluido el que fue su esposo -Octavio Paz- la señalaron como una escritora maldita, su matrimonio con Paz no solo la marcó como persona sino también como escritora. Como la mayoría de los intelectuales mexicanos en los años 50 y 60, el poeta mantenía una posición machista hacia su pareja. Octavio Paz no permitió la competencia en casa, él sabía del talento de Elena, pero obstruyó su desarrollo intelectual Y le cerraron caminos y puertas.

 

Graduada en la Universidad de Berkley y de Paris, ella quedó reducida al entorno privado y doméstico durante más de veinte años en que no pudo escribir ni publicar. Esto lo plasmó Garro en sus diarios. En los cuadernos cuenta que muchas veces tuvo que quemar sus escritos para evitar problemas con Octavio Paz.

 

Lamentablemente en los años 60, toma partido ante la crisis de Tlatelolco, y no lo hace del lado de los estudiantes. Jamás fue perdonada por ello, y debe emigrar del país hasta los años 90, cuando regresa a México para vivir en condiciones muy sencillas y difíciles junto a su hija, sobreviviendo de la solidaridad de los amigos y amigas que siempre la recordaron.

 

El 22 de agosto de 1998, Elena Garro muere en condiciones bastante incordiantes, víctima de un cáncer pulmonar, sin embargo y pese a su gran talento, aún sigue sin el reconocimiento merecido, pese a ser una mujer increíblemente valiente y transgresora en aquellos días, hasta hoy.