Editorial

27/abril/2024

Aun sorprende que los estrategas políticos de la oposición no le expliquen a sus líderes que lo que diseñen en contra de la AMLO y la 4T; en contra de Morena y Claudia, no les cuadra porque ni el PRI y ni el PAN, tienen credibilidad, en tanto el PRD es decepcionante: para la gente seguidora de Andrés Manuel, el presidente se tuvo que salir de ese partido para poder llegar en dónde está.

 

Incluso entre los seguidores de los que apoyan a Xóchitl cuestionan el para qué ir en coalición, pues la idea es un proyecto de gobierno, no ganar por ganar con una mezcla de partidos no coincidentes ideológicamente.

 

Son esos militantes y simpatizantes que cuestionan, que vio cómo, otra vez, los dirigentes de esos partidos se sirven primero de las plurinominales, antes de reconocer a los cuadros de trabajo, pero los de abajo, que aun proyectan esas siglas sin aliento, menos lo hace la masa que, los padeció desde que tienen memoria, y ahora se incluye al PRD, que resultó una decepción como izquierda vanguardista para mucho agrarista que los seguía.

 

Ahí están los resultados: andan de arrimados con los que no hace mucho, eran sus adversarios: “la alianza PRD-PAN es contra natura”, dijo alguna vez Manlio Fabio, hoy candidato de esa coalición de Corazón y fuerza por México.

 

Así es la política mexicana como un arte de comer estiércol y sonriendo.

 

Morena impulsa un proyecto de gobierno desde 2018, y se sigue manteniendo ese criterio, pues ahí están los resultados electorales y la presencia de este partido en 21 estados de la República, lo que no es poco decir.

 

La oposición se esta quedando afónica y volviendo artrítica: sus voceros y escribanos a favor -sea “a cuadro”, en cabina o en los impresos-, como que ya deberían tener en claro que no les ha dado resultado campaña alguna, y menos han logrado que, la señora Gálvez, levante.

 

Y se vuelve a preguntar ¿Porque no surte efecto? Si hay todo un aparato de promoción negra en contra de Morena y el presidente, no de ahora, sino desde el inicio del régimen.

 

La respuesta es sencilla: la mentira no tiene credibilidad.