Editorial

23/abril/2024

 

Se dio a conocer el fin de semana que un tribunal federal por unanimidad aprobó que el ex director de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya pueda continuar negociando con el Gobierno Federal un acuerdo reparatorio del daño, en el caso Agronitrogenados, en el que se le acusa por lavado de dinero.

 

¿Y luego?

 

Hay que recordar que en enero de 2017, la Auditoría Superior de la Federación determinó que Pemex no cumplió con las disposiciones legales y normativas aplicables en la compra de la empresa Agronitrogenados, al empresario Alonso Ancira Elizondo, al que ni molestan con éste tema, solo al exdirector de Pemex, Emilio Lozoya Austin, quien es acusado de haber recibido 3.4 millones de dólares de Altos Hornos de México –propiedad de Ancira- entre el 12 de junio y el 28 de noviembre de 2012, aunque la acusación formal relacionada con este asunto es por realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita, esto es que, Lozoya pago sobornos para promover ante el Consejo de Administración de Pemex, la compra de la planta “chatarra” de Agronitrogenados a AHMSA, por 240 millones de dólares, aun la evaluación de los expertos señalara que estaba obsoleta.

 

El punto es que con la resolución del tribunal federal, de momento, no se podrá dar por terminado el proceso judicial iniciado por la Fiscalía General de la República o determinar la posible responsabilidad de Lozoya Austin en el caso, pues la suspensión provisional del tribunal detiene todo y mientras, el inculpado podrá seguir en su casa, siguiendo en libertad su procedimiento.

 

Esa es una merced que no la tiene cualquier mexicano que, por mucho menos, está cumpliendo condena, y a Lozoya se le da la oportunidad de reparar el daño en libertad cuando, es culpable.

 

Por eso la gente no tiene fe en la justicia.