Se vuelve a insistir en que, la corrupción, no se elimina por decreto; ésta está implícita en el pueblo, de dónde emanan los corruptores o corruptibles, sean funcionarios, empresarios, ciudadanos.
Y estamos de acuerdo en que no todos, pero lamentablemente llegan a esos cargos con más frecuencia que la esperada y, por eso, pasó lo que hoy todavía pasa en Segalmex (que supera los 15 mil millones de pesos), que es un órgano descentralizado de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural -que es una dependencia minimizada, cuando debería ser tan prioritaria como la de energía-, y antes en la SEP con aquello de Enciclomedia de Fox (que no dio los resultados esperados y su costo alcanzó más de 23 mil millones de pesos), o el tema de Oceanografía entre otros con Calderón -que concesionó permisos de explotación a riesgo ambiental y comunal, sin contemplación alguna, lo que para nada es gratuito- por más de 400 millones de dólares, hasta llegar a Peña con el caso Odebrecht y la estafa Maestra -el primero en concesiones leoninas, el segundo por fraude detectado por siete mil millones de pesos-, y que se siguen investigando y los que sin dudarlo -como los otros-, van a quedar en nada.
¿Realmente a quien se ha juzgado ejemplarmente en el sexenio?
Y eso que se realizó una consulta para enjuiciar a ex mandatarios, y ni aún esa herramienta demagoga, se actuó en consecuencia.
Porque ya va acabando el sexenio y ni expresidentes, y ni se da con los culpables de tan enormes fraudes, aun la acusación y “las pruebas contundentes”: ya Rosario Robles está en su casa, exonerada, como fue con Elba Esther Gordillo, presa durante todo el sexenio de Peña Nieto: salió, y que diga que le fue bien, como a Rosario, aun todas las violaciones jurídicas y procesales de que las hicieron víctimas, pues les regresaron sus bienes en el país y el extranjero.
Así es el sistema político mexicano.
Pero eso no es la noticia para la oposición recalcitrante: lo es AMLO, y sus “equívocas políticas”, y en la cobertura de ataque participan consorcios y personajes de radio de cadena nacional y obviamente las televisoras más influyentes, y aun con eso, los que se encargan en serio de la ingeniería electoral de la oposición, ven con suma preocupación que no hay el cómo ganar 2024, pues los números, no los benefician, y es notorio por la ausencia de una guerra de consultas, como las que se usaron en 2018; la oposición no tiene números, gobiernos, la presencia que sustente en algo, manipular a su favor las cifras.