Mientras los seguidores con todo de Andrés Manuel López Obrador y sus contrarios más acérrimos mantienen una disputa constante en todos los medios y redes sociales, a favor de las aspirantes a la presidencia, se degrada la política vía insultos, descalificativos, en tanto, los que en verdad viven la realidad mexicana parecen estar excluidos del debate de marras.
El México de López Obrador va por buen camino según afirma la abanderada de Morena y aliados, pues según esto la transparencia y la rendición de cuentas como la información se muestran a diario, aun los menos favorecidos sigan siendo una asignatura pendiente, pues una cosa es subsidiar la pobreza y otra erradicarla.
Sus opositores en tanto niegan lo que sus seguidores y creyentes aseguran como si lo palparan: la corrupción fue erradicada de raíz y no es cierto; persiste con mucho en la burocracia, en especial en la aún llamada “dorada”, o en la administración de justicia, en dónde las irregularidades no dejan de suceder, siendo más marcadas en el fuero federal.
Pero es claro que la crítica se centra entre los resentidos por la apabullante derrota que les aplicaron desde 2018, luego en 2021, 2022, y la última en 2023 en Edomex.
El propio presidente habla de seguir impulsando el desarrollo social, mientras los empresarios y dueños del dinero plantean que se apliquen en el desarrollo económico, pero con el protectorado del estado, como era antes, en que en caso de falló, el gobierno absorbía los descalabros: ahí está el rescate bancario o Fobaproa.
Y aunque fue necesario, ya no puede volver a suceder eso, aun se observara el cómo se da la cercanía entre la abanderada de Morena y el sector empresarial –que no le gustó mucho a Xóchitl Gálvez-, en la idea de que a la Doctora Claudia Sheinbaum no pueden llamarla populista, como pretendieron etiquetar a el actual presidente y que no les resultó.