En Guanajuato “el gobernador Diego Sinhue, gobierna, pero no manda, para decirlo claro, ya no podemos callar”, enfatizó el presidente Andrés Manuel López Obrador, al referir que es un grupo el que manda en esa entidad.
Desde luego que no especificó quien, pero es claro que descalificó al gobierno estatal del panista, quien ciertamente, a lo largo de su gobierno –tomó posesión en 2028-, Guanajuato ha sido de las entidades más violentas del país, pues al finalizar 2023, se mantuvo posicionado como el primer lugar de las entidades más violentas, con 3 mil 29 homicidios dolosos.
¿Cómo defender eso?
Y menos que en 2022 la mayoría panista del Congreso de Guanajuato fuera el primer legislativo que rechazara la reforma constitucional de AMLO para que el ejército siguiera en las calles hasta 2028, fue rechazada por 23 votos, por parte de la mayoría del PAN.
Antes, en octubre de ese mismo año –post pandemia- la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales del Congreso de Guanajuato no avaló la reforma al Artículo Quinto Transitorio del Decreto de la Constitución Política en materia de Guardia Nacional, para darle forma a esa corporación.
Desde luego que fue criticado en su momento, y es de los que debe de reconocer –como la gobernadora priista de Chihuahua-, que se les ha apoyado con la Sedena y la Guardia Nacional, pese a que rechazaron las mociones por órdenes de las dirigencias nacionales de sus partidos, sacrificando la seguridad de sus gobernados.
¿Cómo se explica eso?
Y luego niegan que la partidocracia está muerta, cuando es visible en el PAN, cuyo dirigente nacional trató de imponer a modo, cercanos suyos en los cargos del gobierno de Coahuila, como si se tratara de una cuota para el partido.