Pues aún mal mirado, cuestionado, y todos los descalificativos posibles, resulta que el plan económico del gobierno federal mexicano, esta dando frutos positivos, no solo en el rendimiento, sino también en la estabilidad, esto visto en el hecho de que, el peso se recupera frente al dólar y este no se desestabilizó aun la quiebra de bancos en Estados Unidos, y todos los nexos que unen a nuestro país con la economía del vecino: “antes, en tiempos del neoliberalismo, Estados Unidos estornudaba, y acá nos daba pulmonía”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el particular.
Así, producción pecuaria y agropecuaria, pese a la sequía, van al alza, igual que la industria automotriz, la llegada de inversiones directas se ha incrementado, entre otros factores a analizar.
Hay otro reflejo: durante el año pasado, la banca privada en México alcanzó utilidades por 250 mil millones de pesos, por lo que 2023 fue el año con mayores ganancias, lo que se consideró de que es signo de que la economía va muy bien.
Aparte se alcanzaron 21 millones 734 mil 424 empleos formales inscritos en el IMSS, lo que también es un récord, además de que la situación económica, mantiene el promedio salarial más elevado con 15 mil 500 pesos y de acuerdo al último reporte, en enero se logró la tasa de desempleo más baja con 2.9 por ciento.
La cuestión es que, aun esos factores a favor, la inflación no se detiene, que es lo que impacta directamente en la clase trabajadora, y anda en el 4.4 por ciento.
Y en año electoral.
¿Influirá?
Parece que no, el tema no interesa allá arriba, porque es cosa de abajo, que curiosamente decidirán qué rumbo de país regirá el primer tercio del siglo.