Tubo de ensayo

26/febrero/2024

 

René Delios

 

Pero todo sea por la democracia, la pluralidad, la transparencia electoral, que hoy se ve bajo amenaza por parte de un dictador -que curiosamente tiene mucha más popularidad en su país, que sus oponentes-, pues pretende controlar un órgano electoral que, no necesita para ganar elecciones -de acuerdo a estadísticas serias, que también curiosamente, sí toman en cuenta los verdaderos estrategas electorales en los partidos de oposición-, y cuyo costo de operación comprende tres veces lo que debería costar, en una nación en la que hay diputados y senadores plurinominales innecesarios -para equilibrar, dicen-, y consejeros electorales de más, como también órganos electorales de sobra en cada entidad , y así hasta llegar a los tribunales electorales, cuyos integrantes derivan más del tráfico de influencias que de una buena selección –de ahí la reforma electoral-, y pues se quedó todo igual a 2018 pues así lo determinó la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y aun con eso siguen con la misma cantaleta de que el INE, no se toca.

Aún de a como está ese INE el presente gobierno llegó al poder por la vía contundente del voto, dejando trunco un buen de intereses que se han tenido que ir enderezando, y que no han merecido el reconocimiento de los contras, pues sin duda ha afectado no solo intereses, sino que rompió con el modus operandi que permitía el desvío de fondos federales, en especia y varo.

En especial con tráfico como el huachicoleo que, se padecía en números astronómicos y que se ha casi logrado controlar y eso ha ameritado el reconocimiento mundial -¿O a poco creen que solo se da en México?-, entre los países productores, y en lo de varo –y creció el malestar en las entidades, esto en lo administrativo-  por el rediseño de la radicación de partidas federales, que eran manipuladas a través de programas -según esto de poca cobertura, pero de millonarios recursos-, y de los casos que más enojó cuando se suspendió fue el tema de las guarderías, tercera edad, Prospera, etcétera, y cuyo ejemplo se observó en los cómo se usaron los varos en la hoy llamada “Estafa maestra” a cuya responsable –así es- exoneró el poder judicial aun los siete mil millones sin justificar.

Ya se olvidaron que, se encontraron contratos por gasoductos particulares que surten a la CFE para la generación de energía eléctrica -y que detonó el otro escándalo de Odebrecht-, y que tan solo renegociar ese contrato significó un ahorro de cuatro mil 500 millones de dólares en seis años, y aun con eso soltaron –desde el poder judicial- a Emilio Lozoya quien seguirá su juicio desde su casa.

Porque a cómo se refiere AMLO del pasado distante y reciente, parece que todo ha sido un desastre, y que él y su cuarta transformación llegaron para enderezar todo, cosa que dudo porque del pueblo al que él se refiere salen los funcionarios corruptos a los que cuestiona a diario, y que ante tremenda corrupción aún debe haber miles, pero miles, desde los municipios hasta su gobierno, obvio pasando por los gobiernos estatales, que siguen depredando del erario, porque –insisto- la corrupción no se elimina por decreto; en México va a costar crear una cultura de transparencia y sobre todo, de respeto a la ley.

Una ley que ya no sea necesario andar cambiando a cada rato, menos la constitución, que debe quedar bien anclada, garantizando la soberanía, la propiedad del estado, la tranquilidad social, en su idea original, en el entendido de la nuestra es copia de la gringa –como se dijo hace poco más de un siglo, no es discusión de ahora-, con la diferencia de que, en EU solo se ha adecuado tres veces y la nuestra la manosean cada sexenio, para irla adecuando “a los tiempos”.

 

La verdad se debió adecuar las necesidades de la nación, no del neoliberalismo.

 

La cosa tiene que ser de abajo hacia arriba, pues es el pueblo el que produce a los ciudadanos que llegan a los cargos públicos; desde la familia, se forma la responsabilidad, la ética, la moral, y es por eso que mientras para nosotros, acá abajo, el corrupto es el gobierno, allá afuera dicen que el pueblo tiene el gobierno que quiere, pues México no es, ni ha sido, una dictadura desde 1910 -aún lo dicho por Vargas Llosa -, y ni lo es ahora y ni lo será, con los gringos al lado –“benefactores de la libertad; garantes de la democracia”-, quienes a la fecha ven bien su relación con AMLO, pero no por ello le dejan de dar “sus llegues”, para mostrarles quien manda en el hemisferio y de ahí que centavean a Claudio X González para que a través de sus tantas AC, defiendan el libre comercio, la democracia, y esas cosas que se han visto a lo lardo de estos cinco años –incluyendo la recién del New York Times que no tiene base, conclusiones, y solo especula –qué mal para un diario tan prestigioso, aunque la noticia pasó de pronto y no “pegó” como esperaban por ser falsa- y que se reitera con la marcha rosada de hace dos semanas que en suma, mereció el apoyo de poco menos de dos millones de seguidores de Xóchitl en todo el país, que más que la verdad no preocupan en nada a Morena.

El último bosquejo neoliberal estaba plasmado en la llamada reforma energética, a la que no le quitaron ni una coma al llegar AMLO -y eso que tenía mayoría calificada en las cámaras federales-, para no espantar a la inversión extranjera que lo acusaba –ya no, para enojo de Claudio-, de populista y esperó a la actual, más plural, y aun logró menos, de todos modos sus adversarios y sus escribanos –que abundan- iniciaron un escarnio en contra de un presunto gobierno “populista”, mientras México consolida -con Canadá y EU- un tratado de libre comercio considerado el mercado más grande del mundo.

 

¿Cómo es posible?

 

Bueno, China se dice socialista y es una potencia económica.

México igual mantiene un paternalismo socialista de apoyos para todo so pretexto de combate a la pobreza -que huelen a electoreros, para qué negarlo-, pero que usaron antes los del PRI y los del PAN como gobiernos federales o el PRD, PVEM, el MC y el PES, como gobiernos estatales; la gente beneficiada es pobre en consecuencia de malas políticas sociales y de desarrollo humano de sexenios pasados, y que obligan al gobierno actual a acuerparlos por ley y por humanidad.

El punto es que en lo que va del sexenio sí se observa un cambio en la calidad de vida, y esto dicho por el Coneval, el Inegi y Bancomext; la asistencia social no se contrapone al T-MEC como lo trataron de “vender” desde la oposición contra la 4T; a AMLO y a sus millones de seguidores, a los que no han logrado convencer de lo contrario y por el contrario, le han ido reiterando a esos compas de la oligarquía su apoyo al de Macuspana en cada elección estatal, y que se lo van a reiterar en las urnas, pues la aspirante opositora se va a quedar solo en eso: aspirante.

Ahí están los números, las estadísticas que tanto les gusta usar a los neoliberales, como ahora usan las marchas, otrora de los “radicales” -¿Se acuerdan?-, y que se quedaban gritando en la loma sin que nadie desde las cúpulas los oyera, pero sí los perseguían -¿Que no se acuerdan? Me extraña- como ahora no sucede.

Con decirles que a finales del siglo pasado, Samuel Ruiz (el Tatik), Sergio Obeso Rivera (Heraldo de Cristo)-, y Arturo Lona Reyes (el obispo de los pobres), eran llamados “el clero rojo” por abogar por el pueblo y con la voz en alto, acusar el abuso y prepotencia y corrupción no solo gubernamental, sino también la caciquil, incluso de los propios indígenas.

Fueron esos -por cierto- radicales de otrora, los que lucharon por la democracia –en 1990-, los que lograron que se ciudadanizara el voto; que el IFE -hoy INE- se hiciera autónomo, ciudadano. Es decir que, los que ahora lo defienden eran los que lo usaban a modo hasta que, se les cayó el sistema en 1988 y no hubo de otra que hacerlo autónomo pues la democracia en México llegó a su más baja credibilidad mundial, pues el ejecutivo federal no solo era “el primer priista del país” sino además el que -vía su partido-, designaba a su sucesor pero a la vez, era el jefe de quien –vía gobernación- organizaba las elecciones.

 

Ahora no pasa eso: el INE es autónomo.

 

Pero lo contaminaron, encarecieron, burocratizaron, y volvió a las oligarquías. Eso es lo que defienden, lo que no quieren perder.

Pero ahí está: el INE quedó igual, con toda su gente, con todo el varo que le defendieron, y dicen que el proceso va al cien, entidad por entidad, agregando –otra vez- que dice la oposición que hay amenaza de elección de estado.

Y con ese pregonar andan, incluso pagando periodicazos a todos los niveles, sin datos concluyentes, pero metiendo la duda de que, en México, se sigue manipulando la democracia, manchando la transparencia en los procesos ahora por la injerencia del narco, lo que puede dar una idea de hasta dónde son capaces de llegar en aras de hacerse otra vez del poder para “salvar” a México, pero primero, ellos.

 

La pregunta es ¿Con qué votos? ¿Los van a comprar?

 

Porque ese es el problema para ellos: no tienen los votos suficientes a favor de la hidalguense, de acuerdo al promedio de votación posterior a 2018, y eso si va a ser concluyente en este periodo postneoliberal.