Las crónicas de un continuo despertar

8/febrero/2024

 

Arít León Rodríguez

 

Aun cuando la ciudad se encuentra en los inicios del proceso de elección a los candidatos para la próxima alcaldía de la ciudad, tenemos que ser conscientes de que una vez más las apuestas van siempre en pro de quienes tienen más capacidad de alcance y publicidad aunque en efecto no siempre sean las personas que el electorado conozca o prefiera.

Vemos algunos nombres circular por la ciudad en pancartas y paredes pero honestamente desconocemos de quienes son o si en efecto conocen la problemática real de la ciudad, así como sus dolencias.

Es pesaroso entender que nos usan solo como un elemento estadístico y después nuestras necesidades son soslayadas por factores políticos y de mayor interés.

Tenemos muchos años viendo como la ciudad se deteriora y el centro es un lugar en el que acumulan polvo, locales vacíos y sin ninguna gracia o estándar de planificación.

Pero pues, los costos de rentas, impuestos y permisos, son elevados y no ayudan a que microempresas comiencen a producir y ofrecer servicios de calidad y que a su vez, aporten también elementos de seguridad social a los trabajadores de las mismas.

Hay una desconexión seria entre las autoridades y las necesidades de sus contribuyentes.

Va más allá de si es posible o no poner alumbrado o mantener limpia una calle, es entender a la ciudadanía en estos días en lo que las carteras se vacían porque todo esta desbordantemente caro, los precios de la canasta básica ya son ridículos, y pareciera que no existe control en los alcances de la subida de precios.

Digamos que, estamos hablando de estabilidad y crecimiento, pero ¿cómo y para quién?

De qué forma podría planearse un crecimiento municipal, en este caso del área capitalina si los proyectos se cortan y arrancan cada 3 años, y se dejan muchas cosas sin secuencia a la larga, en lugar de establecer programas y patrones continuos que se permeen con nuevas ideas pero se consoliden con los años.

En ocasiones tal pareciera que al recibir un nuevo trienio, llegan en plan confrontativo y hasta borran la información existente.

Digo, es bueno que Willy se ponga en los cruceros, que Bayardo proponga nuevas visiones para la economía de la ciudad o que hagan inclusive verbenas para que la gente les conozca, pero, ¿y después?

Me hace recordar a Rodulfo Figueroa, poeta cintalapaneco, quien en 1896, se aventó sus picantes y portentosos Versos Patrios,

“ Y el pueblo, el pobre pueblo que atesora/ un corazón henchido de ternura/ con profundo pesar, con amargura/por el gobierno que se ausenta llora/ pues sabe en sus alcances superiores/ que otra cruz se ha añadido a su existencia/ pues todos los gobiernos son peores/”

Depende de cómo lo veamos y sintamos tal vez, pero, pues hay cosas que son más que evidentes, ¿no cree?