Tubo de ensayo

7/noviembre/2023

 

René Delios

 

Nueve gobernadores y más de mil munícipes dejarán cargos en los estados, aparte de los diputados locales y regidores, que representan por miles posiciones a elegir por encima de los 629 cargos de elección popular para la federación en 2024.

 

Para el caso de quienes entregan el cargo, les sacan todo a la luz en el caso de que haya que cobrarle políticamente algo, porque a los que no, ni aun la queja constante de sus gobernados, es justificante para llamarlos a cuentas, y de eso Chiapas está por demás enterado y victimizado, para buscar ¿qué? castigarlos cuando, se insiste, no se oyen las voces que reclaman justicia desde tiempo ha.

 

Algunos caen después, pero ya disfrutado un buen de tiempo el dinero que robaron, y en el hipotético caso de que se recupere ese varo ¿Qué con lo que les ha generado a los ladrones? No solo en el disfrute, sino en intereses y demás negocios que igual no están ni a nombre de los sindicados.

 

Digo, ya ha pasado.

 

Y así, a bote pronto, me acuerdo de varios casos -todos durante el gobierno de Peña Nieto, conste-; primero le llovió a Jesús Ortega -ex rector de la autónoma guerrerense-, que fue gobernador interino de Guerrero en sustitución del perredista Ángel Aguirre Rivero -al que le tocó el caso Ayotzinapa-, por su nulidad para combatir al crimen organizado en su entidad, y que recibió carretadas de dinero y no rindió cuentas de nada, aun las acusaciones populares: lo llamaron a cuentas y lo soltaron. Entregó el gobierno a Héctor Astudillo del PRI, que no le investigó nada al ex rector, aun lo acusara también, de faltantes en las arcas.

 

Luego se le fueron encima a Gabino Cué, ex gobernador de Oaxaca por su nulidad en controlar a la 22, hasta que le echó la mano la SEP y se desmanteló aquella IEEDO, que operaba con 126 millones mensuales como si fuera una secretaría de educación a la par de la estatal, y en años de operar no había servido para nada, que no sea la vida de lujos y distribución de mercedes y privilegios para los dirigentes del magisterio disidente, y aun ese derroche, nada a la hora de rendir cuentas.

 

Después los medios voltearon a Chiapas, por supuestos fraudes o desvíos de sus ex gobernadores en el presente siglo, y pese a toda una campaña mediática que al parecer como en los otros casos mencionados, no sirvió de mucho, e incluso los otrora señalados ahora mueven sus equipos para regresar a las bondades del presupuesto.

 

Pero pocos como Javier Duarte de Ochoa, el ex gobernador de Veracruz –narco, asesinatos, peculado-, caso en el que incluyeron malignamente a su esposa Karime –ya exonerada-, y con los años ese tema ha bajado de intensidad.

 

El punto es que se le fueron con todo al ex gobernador veracruzano aun en la cárcel, y se hablaron de miles de millones de pesos en desvíos y a lo más hoy llegan a 30 los millones que le pueden “acomodar” y uno se pregunta ¿Y el resto? ¿Y los homicidios?

 

Porque mientras estos procesos se desarrollan y se extienden, resulta que ese varo robado a los jarochos está produciendo, si es que es cierto que fueron miles.

 

Así fue con los seis años de proceso que llevó el otro ex gobernador, Andrés Granier Melo, de Tabasco, y quien al termino del sexenio de Peña Nieto salió exonerado, y no solo él, también su hija –que fue la princesa de su sexenio-, señalada de tener una cuenta de dos mil millones de pesos.

 

Y así un buen listado de ex gobernadores han pisado la cárcel: Borge, Yarrintong, Eugenio Hernández, Guillermo Padrés, Humberto Moreira, el otro Duarte -César-, y así varios.

 

Pero ¿Y el varo?

 

México se va entre la noticia morbosa, escandalosa, si bien grave, en realidad preocupante, y deslizan la prioridad: la justicia más que lo mediático.

 

Y no, en éste sexenio no ha habido ex gobernadores llamados a cuentas, más bien convocados a la chamba del servicio diplomático de la 4T, como Claudia Pavlovich Arellano o Quirino Ordaz Coppel, otrora gobernadores priistas de Sinaloa y Sonora, y ahora embajador de México en España el primero, y cónsul en Barcelona la segunda.

 

¿Cuántos de los que salen en 2024 se apresuran a cuadrar cuentas?

 

Pues todos, es lo obligado, y más en la 4T que se dicen transparente, honesta, comprometida con el pueblo para el pueblo.