En una hermosa ceremonia religiosa bautizaron a la pequeña, María Inés, bendiciendo su alma a través del primer sacramento. Familiares cercanos la acompañaron en la memorable celebración, siendo testigos del acontecimiento que se llenó de buenos deseos, pero, sobre todo, de felicidad al ver como el sacerdote le dejó caer las aguas del Jordán en su cabecita.
Como es tradición, los anfitriones celebraron con una elegante recepción, para compartir su emoción de haber bautizado a su niña, ofreciéndoles una excelente atención para que se la pasaran a gusto con el ambiente que se formó durante la agradable tarde.