Agencias
Alemania inauguró una línea de trenes que funcionará íntegramente a base de hidrógeno, una “primicia mundial” y todo un avance para descarbonizar el transporte por ferrocarril, más allá de la dificultad de acceso a esta novedosa tecnología.
Una flota de 14 trenes, vendidos por el grupo francés Alstom a la región de Baja Sajonia (norte), remplazará las actuales locomotoras diésel para cubrir los 100 km de la línea que conecta las ciudades de Cuxhaven, Bremerhaven, Bremervörde y Buxtehud, cerca de Hamburgo.
Estamos muy orgullosos de poder explotar comercialmente esta tecnología, esto es una primicia mundial”, declaró este miércoles el presidente de Alstom, Henri Poupart-Lafarge.
Los trenes de hidrógeno son una pista privilegiada para reducir las emisiones de CO2, y reemplazar el diésel, que sigue alimentando el 20% de los trayectos por ferrocarril en Alemania.
Los trenes de Alstom combinan hidrógeno almacenado a bordo con el oxígeno presente en el aire, gracias a una pila de combustible, que produce la electricidad necesaria para asegurar la tracción del convoy.
La nueva flota, que costó “93 millones de euros” (92,3 millones de dólares), evitará generar “4.400 toneladas de CO2 cada año”, según la LNVG, que opera la red a nivel regional
Diseñados en la localidad francesa de Tarbes y montados en Salzgitter, en el centro de Alemania, estos trenes han sido ensayados comercialmente desde 2018, con una circulación regular de dos de ellos.
Alstom ha firmado ya cuatro contratos para entregar decenas de trenes en Alemania, Francia e Italia, y la demanda no deja de aumentar.
Sólo en Alemania, “entre 2.500 y 3.000 trenes diésel podrían ser remplazados por trenes de hidrógeno”, declaró a AFP Stefan Scharank, jefe del proyecto en Alstom.
En 2035, entre el 15 y el 20% del mercado europeo de trayectos regionales podría funcionar con hidrógeno”, confirma a AFP Alexandre Charpentier, experto ferroviario de la consultoría Roland Berger.
Y es que no sólo los trenes andan buscando hidrógeno, sino todo el sector del transporte, por carretera o por aire, así como la industria pesada -siderúrgica y química-, que cuenta con esta tecnología para reducir las emisiones de CO2.