Tubo de ensayo

27/junio/2022

 

René Delios

 

Muy aparte de que la visita de Andrés Manuel López Obrador a Estados Unidos para reunirse con su homólogo Joe Biden, y hablar oficialmente del T-MEC, hay temas sensibles que están pendientes desde hace cuatrienios, por hablar del periodo de gobierno del país vecino, y que ya empiezan a ser tema menor en los medios informativos en esa nación, por parte de especialistas en las relaciones bilaterales, pues para ellos México no es cosa prioritaria en la agenda internacional de su país, y esto escrito en frío, sin ánimo xenofóbico.

Esos acuerdos migratorios que tienen que ver con los derechos humanos que tanto pondera EU -y que es uno de los pretextos negros para defender a Ucrania-, no pudieron acordarse en los gobiernos del PRI o el PAN, en el presente siglo; el PRI fue prudente pero inflexible durante más de setenta años al no apoyar las políticas duras y abusivas de EU en América Latina, en tanto el PAN fue completamente entreguista en ese punto, al grado tal que cambió la política de no intervención de México en asuntos internos de otros países, por secundar políticas gringas desde George W. Bush en torno a Cuba, Bolivia y Venezuela, y desde luego la intención intervencionista del país vecino en esas naciones que, deben arreglar sus problemas internamente, pues bien sabemos el cómo se cobra EU los favores.

 

¿O no?

 

Decía que entre esos temas de siempre postergados está el migratorio, sensible entre ambas naciones, y más con éste presidente de doble lenguaje como lo es Biden, aunque nada que ver con el xenofóbico y altanero de Trump -visto incluso como racista so pretexto de hacer valer las leyes de su país-, pero no hace nada por impedir que en los estados fronterizos con México, la border patrol pisotee de manera brutal los derechos humanos de los migrantes arrestados, cuando en realidad no tiene que suceder eso.

Como tampoco ser excluyente como sucedió en la mal llamada cumbre de las américas convocada por la OEA, a la que no asistió AMLO en protesta por la exclusión de los países socialistas en el continente, y ese fue el punto por el cual se le fueron nuevamente a la yugular al mandatario mexicano, augurando todo tipo de rupturas con los socios del norte, lo que no sucedió finalmente, y quien lo representó fue Marcelo Ebrard, quien fue recibido por Biden, en una relación que apenas empieza a escribirse, en el caso de que el ex regente sea el abanderado de Morena para 2024, y que aún mal mirado tiene mucho más tablas -obvio con clavos oxidados como lo es la L12- que los otros visibles, sea el paisano Adán Augusto, la protegida Claudia Sheinbaum, o el disidente Ricardo Monreal, y hasta la eficiente Claudia Clouhtier -quien fuera coordinadora de la campaña electoral de AMLO-, todos mencionados de una vez aun falte mucho tiempo para la sucesión.

Ahora la cosa es distinta: el tema se centra en los contratos vigentes, firmados de manera leonina en el sexenio pasado, en acuerdos que ascienden a los 30 mil millones de dólares, en concesiones a varios años, y que en algunos se afecta el patrimonio de México pero a la vez se dan ventajas fiscales a empresas que en verdad no lo necesitan, todo bajo pretexto de que llegaran a invertir en el país, para evitar el déficit eléctrico que de todos modos se registra, con la serie de apagones vistos en el norte y sureste de México.

Todo eso se tienen que tratar, pero bien, con transparencia, en lo justo, para que la riqueza que genere no se quede de un solo lado.

Este primero de julio se cumplen dos años de que entró en vigencia el T-MEC; obvio es que van a evaluar eso; la cuestión del tráfico ilegal de armas, obvio de seguridad en sus diversos delitos, a través de la cicatriz histórica que es el río Bravo -como lo es el río Suchiate para los guatemaltecos ¿Qué no lo sabían? ¡Me sorprende!-, y que como sabemos para las cosas delictivas es bastante porosa aun el desarrollo tecnológico que tienen “de aquel lado”.

De ser lo contrario, ni se preocuparan por el narcotráfico y el contrabando de seres humanos, sea la trata de blancas o el tráfico de migrantes.

Así que temas hay; qué los aborden con sinceridad es otra cosa, pues insisto que en esto de la política sea nacional o global, desafortunadamente impera el doble lenguaje, actitud cínica que cuesta mucho socialmente a los pueblos del mundo, y que pese a mostrar la barbarie humana,  a eso le llaman política internacional.