Las crónicas de un continuo despertar

30/junio/2022

 

Arít León Rodríguez

 

El periodista Antonio de la Cruz, reportero del periódico Expreso, de Tamaulipas, fue asesinado el día de ayer cuando salía de su domicilio, en la calle Puerta de la Luna, del fraccionamiento Puerta de Tamatán, en Ciudad Victoria.

Antonio de la Cruz, es el décimo comunicador ultimado en lo que va del año, cubría temas de nota roja, agropecuarios y de medio ambiente, y mantenía una crítica firme al gobierno en su cuenta de Twitter.

Es indignante la naturaleza de este asesinato, el cual también implicó la agresión a la familia del comunicador, ya que su hija y esposa, se encuentran gravemente heridas y luchando por su vida tras recibir impactos de bala junto a de la Cruz.

Ya sabe, las autoridades salen como siempre a mencionar que las indagatorias se realizarán “conforme al Protocolo Homologado de Investigación de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión, por lo que ya tiene conocimiento la Unidad Especializada en la investigación de los Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión, Derechos Humanos y Grupos Vulnerables” para dar con quienes físicamente les han agredido.

Mientras, lo mismo de siempre, la labor periodística es caldo de cultivo a la violencia hacia quienes la ejercen y sus familias, donde no solo el mal pago es una constante, las agresiones y el real peligro de morir se mantienen en cualquier gobierno por mas discursos bonitos que expelan los que les toque estar en la cúpula de poder.

A nosotros solo nos queda la indignación.

 

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Entre mil asuntos ligados a los estira y afloje sindicales, la SEP ha señalado que este año, al igual que los anteriores ligados a la pandemia no serán calificados con normalidad.

Es decir, los alumnos y alumnas que han cursado el presente ciclo escolar no reprobaran el año cursado, pese a inasistencias o no aprobar sus exámenes parciales.

La razón no es tan descabellada, muchos de ellos, viven las carencias de los estragos económicos de la pandemia.

Situaciones tan simples como la transportación a los centros escolares llegan a ser un problema en hogares con carestías económicas, La compra de útiles o elementos para trabajos escolares, e inclusive uniformes.

Aun cuando en todo sistema hay quien abusa de ello, no es viable detener a quienes se esfuerzan por sobrellevar las clases presenciales, por detalles nimios como una calificación.

Debería aprovecharse esta situación para reestructurar la visión educativa del país. Materias que en la realidad no aportan elementos prácticos para que las juventudes usen en las necesidades diarias que enfrentan y que serían más útiles que solo darles dinero.

Pero bueno, la situación va por esa vía y la quinta ola avanza, con todo y vacunaciones a infantes.

Debemos ser precavidos, ya que es notorio el desuso de cubrebocas en las calles y lugares concurridos. Pareciera que no estamos conscientes que el Covid sigue siendo mortal.