Editorial

19/abril/2022

 

Sí que necesitamos regresar a los temas pendientes, como la justicia, por ejemplo la social, pero también la penal, con relación a las que están en proceso desde hace tiempo, sea Odebrecht, los exgobernadores, la denominada Estafa Maestra, pues fueron desvíos millonarios en perjuicio del erario que supuestamente se realizaron con toda impunidad durante la pasada administración.

 

Nada se sabe de avances desde la reclusión Emilio Lozoya, o desde que Rosario Robles ganó un nuevo amparo.

 

Rosario Robles vive un proceso judicial -en caso que así lo determine el juez-, lo que no implica que haya llegado la justicia al caso, pues parece que se ha dilatado.

 

Evidentemente Rosario Robles no actuó sola, en caso de resultar culpable oficialmente, ¿Cuántas personas de diferentes niveles estuvieron implicadas y recibieron dinero y beneficios de esta trama?, ese es el eje fundamental y lo que no debemos perder de vista, si es que se busca desde la Fiscalía hacer justicia.

 

Ya basta de detener a uno bajo la figura de chivo expiatorio, como sucedió con La Quina, con Raúl Salinas o con Elba Esther Gordillo, la sociedad necesita justicia a fondo, si es como dice la administración actual, que se pretende erradicar la corrupción.

 

Y es caiga quien caiga.

 

Estamos frente a una red de corrupción de tamaño monumental, para que las instituciones de este país vuelvan a tener credibilidad, necesitan desmantelarla y que todo aquel implicado por acción u omisión, pague las consecuencias.

 

Detrás de Rosario Robles hay decenas de personas, empresas de todos tamaños y de todos tipos, el hecho que Robles Berlanga esté detenida no es un logro pues falta ver qué causó el deterioro al erario, y en dónde está ese recurso ahora.

 

Al momento solo nos dicen que se realiza una investigación honesta y exhaustiva para llegar al fondo de la realidad, que se ha dilatado -en todos los casos- demasiado.