Editorial

18/enero/2022

Las mañaneras -se dice- son la ventana del gobierno.

 

Por ahí se expone todo, por ahí nacen los reconocimientos y las críticas, algunas muy severas, pero también referencias verdaderas que la oposición no acepta.

 

La otra es que la macroeconomía y la inflación no están controladas, aún se diga que el flujo cambiario se encuentra estable.

 

En México no hay revueltas como en naciones del cono sur, por hablar de las que se hunden en un caos tanto político como económico de devaluaciones. Pero lo cierto también es que todos los indicadores que dijo eliminar la 4T, siguen igual, como la violencia y la inseguridad que cerró 2021 con casi 36 mil muertes dolosas.

 

Ahí están latentes los homicidios a políticos, periodistas, feminicidios, huachicoleo sin culpables intelectuales, y parece que nos llenamos de células delictivas por cada entidad.

 

Los buenos resultados se conocen poco.

 

La otra es que solo habla el presidente, pero no hay campañas en medio que den a conocer los avances pues no los hay como para celebrar, menos obras de infraestructura que ya se reflejen en la comuna, y los secretarios sólo hablan cuando llegan a “las mañaneras”.

 

Los empresarios –o conservadores- señalan que hay fallas, que hace falta apertura y garantías de inversión, y para colmo desmienten cuando se dice que llegan capitales.

 

Fue con el caso Dos Bocas, que negó categóricamente la secretaria de Energía, Rocío Nalhe, que se había inundado.

 

Y la verdad es que sí se inundó: ¿Qué caso tiene negar esas minucias en una zona de huracanes y lluvias intensas?

 

Todo porque días antes había anunciado desde ahí el arribo de enormes estructuras petroquímicas de otras tantas que están llegando ya armadas.

 

Y el caso es que semana con semana hay polémica, señalamiento y reconocimiento, mucho ruido, poco avance.

 

México se levanta cada día no a ver que hay de bueno, a ver que se dicen entre las cúpulas, mientras las cosas siguen igual.