Editorial

5/noviembre/2021

 

Sí que es difícil seguir hablando de finanzas sanas con la cuestión económica mundial que irremediablemente impacta en todas las economías del mundo.

 

La cosa es que mientras se expresan los especialistas en macro economías de esto y aquello en los mercados de dinero, se insiste, acá abajo, la población solo resintió de pronto que tomate y cebolla subieron sus precios y con ellos otros tantos productos como el aceite de cocina, de la antes llamada canasta básica, en vez de llamarlos productos como ahora, referencia que data desde el régimen priista anterior al 2000 que así la bautizó.

 

Obvio es que ya muy pocos saben qué productos comprenden esa llamada canasta básica, que se supone –porque ya es una suposición- es un conjunto de alimentos que satisface las necesidades de calorías y proteínas de “lo que se conoce como hogar promedio: padre, madre y dos hijos”.

 

Así la medida cuando en México, por años las familias eran numerosas.

 

Esto es que comprende un mínimo de alimentos básicos para una buena nutrición de la familia, y no caer en la necesidad alimentaria que vemos ahora y que ameritó la creación un programa nacional contra el hambre –con Peña, inaugurada en Chiapas, por cierto, siendo gobernador Manuel Velasco-, llamada así crudamente, en vez de “nutricional”, como se hacía antes.

 

La verdad que la situación de pobreza obligó a ello, pero aun con eso, no logró con dicho programa reducir el número de los “desnutridos” de este país, para que se alimenten con todos los nutrientes necesarios.

 

O sea que aún no es una dieta ideal y a seguir, pues ya hay otros programas de apoyo directo, de bajo presupuesto, en busca de mejorar la calidad de vida de los más necesitados.

 

Pero regresando a la canasta básica, que comprende ochenta y seis productos para alimentación, aseo personal y limpieza del hogar, nada más el sueldo quincenal mínimo, sencillamente no alcanza, en un tema de décadas y desde luego sexenios, en nuestro país, en el que los precios siempre están más arriba que los salarios.