Agencias
Seguramente has notado que los billetes que a diario usamos en México son de distintos tamaños y colores, pero ¿te has preguntado por qué?
La razón es muy sencilla: los billetes son de diferentes tamaños y colores para que los ciegos y personas con debilidad visual puedan distinguirlos fácilmente.
Con el paso del tiempo los billetes cambian su diseño, composición y valor. De acuerdo con el Banco de México (Banxico), “las distintas denominaciones de los billetes con características similares integran lo que se conoce como una familia de billetes”.
En este caso, los billetes que actualmente tenemos pertenecen a la familia llamada “F” (tipo “F”) y comenzaron a circular gradualmente del 2006 al 2010. Esta familia se compone por las denominaciones de 20, 50, 100, 200, 500 y 1000 pesos.
Todos los billetes tienen un ancho de 66 mm y lo que varía es el largo. Para el billete de 20 pesos, que es el más pequeño, corresponde un largo de 120 mm, mientras que el de 1000 pesos, siendo el más grande, tiene 155 mm de extensión. De uno a otro, entre las seis denominaciones, hay una diferencia de 7 mm.
El material de los billetes puede variar, como sabemos, los billetes de 20 y 50 pesos están hechos en polímero. El resto se imprime en papel de algodón.
En el caso de la familia de billetes G, también todas las denominaciones son de distinto tamaño. El ancho, para todos es de 65mm.
Desde agosto del 2018 se puso en circulación el billete de 500 pesos, en septiembre del 2019 el de 200 pesos, y en noviembre del 2020, los de 100 y 1,000 pesos.