Tubo de ensayo

10/julio/2021

 

René Delios

 

Se entiende que el paternalismo y el proteccionismo son críos del establishment del gobierno mexicano del siglo pasado. El primero dirigido a los pobres -que aún explota AMLO- y el otro a los empresarios e industriales -con los que choca AMLO- y que fueron columna vertebral para fortalecer por un lado al presidencialismo y por otro, al PRI.

 

O sea que fueron y han sido instrumentos del culto a la imagen y a la vez, de concertacesión de votos.

 

El gobierno de la cuarta transformación según rompió con esto último; así parece pues desvinculó a organizaciones, sindicatos, asociaciones y grupos o sectores élites de todo protagonismo administrativo y político en el reparto o distribución de los beneficios, apoyos, créditos, autorizaciones o concesiones sociales, sin la necesidad de intermediarios.

 

O sea que, ante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la otrora poderosa CTM ya no es la vía obligada para la contratación de flotillas de camiones de carga pesada, o de empresas constructoras para magnas obras, y las organizaciones campesinas el proceso de trámite para el otorgamiento de apoyos e incentivos agrícolas.

 

De igual manera cayó el outsourcing, desfavorable para los trabajadores y leonino para los patrones que evitaban pagar derechos laborales.

 

Se le dieron privilegios hasta a los inversionistas, algunos con todo ese proteccionismo que no tiene nunca una vendedora independiente de productos de belleza, que le apuesta todo a su capacidad de venta, sus círculos de relaciones, obvio de sus ahorros.

 

¿Un consorcio empresarial, nacional o extranjero, necesitará créditos blancos? ¿Se han visto tan afectados por la pandemia luego de años de jugosas ganancias?

 

Sigo: porque los de la Coparmex pidieron dos años de incentivos fiscales, sueldo solidario -o sea, que la mitad de la nómina promedio la pagara el gobierno-, y todavía el hombro para entrar cómodos al tratado de libre comercio de América del Norte, aun los socios los miren de reojo por ser tan míseros para pagar sueldos y derechos a los trabajadores, que para los que no lo supieron comprende elevar salarios para hacerlos competitivos ante el T-MEC, es decir que los trabajadores de México tengan mayor poder adquisitivo, para que igual que aquellos vienen para acá, nosotros vayamos para allá, pero ya no de braceros, sino a gastar.

 

Pero están los otros, lo que no van a entrar, y son los empresarios mexicanos o radicados en el país que están en la lista de rechazo por sus irregularidades con las facturas falsas, evasión fiscal, olorosos a lo ilegal, y apuntados en el cuaderno gringo por la sospecha de vínculos raros con el lavado de dinero.

 

¿Y así cómo, mi prenda?

 

Y esa es otra historia, que se va a desprender de la lista grande de ubicados entre los que usaron facturas falsas, evadiendo 55 mil millones de pesos, y échele a su ganancia pues no usaron dinero para insumos, empleados, infraestructura: son empresas fantasmas.

 

Por eso sorprende que haya ofendidos por el cómo se trata a esos compas sucios, corruptos, que dicen que hacen producir a México, explotando a sus compatriotas, sintiéndose tocados por la virgen porque crean empleos baratos, de hasta diez horas -abusivos-, como los otros, los que generan -según- la riqueza nacional, las grandes empresas, consorcios, cadenas, sociedades, pues lo hacen aún sus enormes ganancias: evaden impuestos.

 

¿Y luego: dónde está su nacionalismo ofendido?

 

¿A cuenta de qué los defienden, si están afectando al país, no a AMLO?

 

La mayor riqueza de todo país, sin excepción, es el trabajo de toda su gente, y si a México le va a bien a los trabajadores le tiene que ir bien.

 

Pero en esta nación no ha pasado así.

 

Por eso los que recurren a que antes se anunciaban crecimientos buenos del PIB y ahora no, pues pregunto ¿Cuándo se reflejó al menos en el sueldo mínimo, ese logro empresarial, digamos, de Fox para acá?

 

Díganme para que lo apunte.

 

El salario se siguió depreciando sexenio a sexenio y desde luego su poder adquisitivo, mientras la élite llenaba sus alforjas en Suiza, y ahora que les dicen que es capital de riesgo, dicen que no, que sin protección no le entran y me gustaría conocer si en Europa o EU los apadrinarían así.

 

Para nada, allá sí hay competencia, y seria, desde siempre.