Tubo de ensayo

21/junio/2021

René Delios

 

El asunto tuxtleco no solo es vial, es también hidráulico, si de infraestructura se trata.

Desde hace muchos años –lo vemos aún- grandes terrenos urbanizados en el poniente y oriente sobre la Avenida “del comercio” –hoy avenida central-, no fueron planificados y es por eso que no había forma de llegar al lado norte desde el boulevard Belisario Domínguez, hasta llegar a la entonces fuente Mactumactzá, que las nuevas generaciones solo verán en fotos.

Es decir, que aunado a eso, el sistema hidráulico también fue diseñado sin prospectiva urbana, nunca pensando en la proyección demográfica, y hoy se pagan las consecuencias de todo eso.

Y no se necesita ser experto.

Los mismos tuxtlecos hará algunas décadas decían que la capital era de tres calles: Avenida Central, Novena Sur y Quinta Norte.

Luego aparecieron los libramientos.

Por años no hubo acceso vial con calles pavimentadas en colonias populares cuyos habitantes tenían que tomar dos rutas colectivas –toda una mafia de negocios cupulares que son la consecuencia del pésimo servicio de hoy- para llegar al centro, solo porque faltaban puentes de cinco o siete metros que agilizaran el tráfico en las periferias de la ciudad.

Hoy sucede lo mismo en la 20 oriente norte –frente a Electrón-, por ejemplo, que del estadio “Víctor Manuel Reyna”, pasando la gasolinera y casa del maestro, llevaría a la cuarta norte, solo se necesitan seis metros de construcción de un puente, a lo más.

Si, allá por dónde en los ochenta estaban “Los Pitufos”.

Y así, por muchas rutas de la capital del estado, cuyo hedor de los drenajes sube a la superficie por lo poco profundo de las tendidas, y en no pocas zonas brotan las aguas negras a la vía pública por la misma causa, la cuestión hidráulica sigue siendo un problema de seguridad sanitaria que no quieren mencionar como tal ni las autoridades de salubridad.

Y es que es carísimo: hay que abrir todo.

Tenemos bulevares sin terminar pero reportados –igual que decenas de escuelas- como concluidos, como el de La Victoria en el colonia del mismo nombre.

Y así, de consulta popular, de pláticas con la gente, luego de la campaña, pues existe -se supone- un nuevo criterio de lo que falta para la capital tuxtleca, aparte de empleos, desde luego, y controlar la mafia del trago y la prostitución entre otros.

Se supone que con la 4T lo importante es la gente, no el gobernante; no como otrora que el culto a la imagen era lo primero, como si el mandatario otorgara, y no al revés: correspondiera a la confianza popular, que ya es bastante decir en una de las entidades más saqueadas del país.

Hacer nuevas cosas para lucimiento es práctica de los que llegan recién al poder: hasta hacen desde hace unos años la tontera esa de “Los primeros cien días de gobierno” como si se tratara de un prólogo de lo que será el historial del trienio o sexenio, según el nivel de gobierno, cuando queda claro que no hay lo suficiente para corresponder a la demanda popular, y menos en una entidad con los índices de rezago social y humano más altos del país.

Y ahí están los números.

La planeación urbana de la capital es pésima: hay zonas en donde el tránsito vehicular se atora de siempre por falta de cultura vial, en especial a la hora de salida de escuelas en que hay que recoger a los hijos en la mera puerta por la comodidad de los padres de estacionar la unidad e ir por ellos unos metros a pie.

En fin, no solo es la cosa del ayuntamiento, es cosa de los ciudadanos, que contribuimos a causar males mayores y gastos exorbitantes al ayuntamiento, como la basura en las calles, que se va a los afluentes de El Sabinal y luego a través de este principal cauce, al río Grijalva, con el daño ecológico respectivo, además de que –volvemos a la cuestión hidráulica- de la irresponsabilidad de echar al río miles de metros cúbicos de agua contaminada que proveniente de los hogares.

Para este escribidor de bodrios, se deben de corregir los errores, dejar el lucimiento en dónde se pueda, y partir mejorando lo malo, para que los que vengan hagan lo necesario –aun sean de otros partidos-, y contar con una buena capital para Chiapas, creíble, posible, sin triunfalismos y menos megalomanías, como aquella de hacer al río El Sabinal navegable.

Esperemos a conocer qué proyectos tiene el presidente municipal Carlos Morales -al que no le van a hacer nada con esas impugnaciones y acusaciones de los que otra vez, quieren ganar en los tribunales lo que no logran en las urnas-, aparte de que la reelección asegura la continuidad de proyectos, pues realmente tiene tres años más para consolidar su gobierno, que es poco tiempo para el rezago urbano que tienen la capital chapaneca.