Agencias
La gran mayoría de los medios especializados tuvieron un tono homogéneo al reseñar el último lote de estadísticas que dio cuenta del estado de la economía al mes de marzo: que la recuperación económica mexicana está en duda y que el crecimiento económico de 2021 será menor a las estimaciones oficiales. Déjenos insistir aquí en nuestra perspectiva: los datos de abril-mayo serán espectaculares. El segundo semestre del año marcará un rebote muy fuerte y el crecimiento del PIB será superior al 5.5 por ciento para todo el año.
Hay dos formas de mirar a la economía: por el espejo retrovisor, o a través del parabrisas. La mayoría de los medios al reseñar los datos débiles de marzo de México, miran hacia atrás, ven el panorama desolador, y piensan que el futuro será similar al pasado. Pero si vemos por el retrovisor, hay múltiples señales que indican que el siguiente lote de datos mostrará cifras que sorprenderán a muchos.
La verdad es que las cifras que veremos para abril-mayo, que saldrán este mes y el siguiente, tienen una explicación muy sencilla: como las tasas de crecimiento se calculan tomando los meses de 2021 contra los meses de 2020, las cifras serán dramáticas debido a que hace un año la economía mexicana estaba sumida en su peor depresión en más de ochenta años, con la población confinada intentado evitar la propagación del covid.
Las señales de ese salto poderoso son visibles en varios indicadores. Uno de los más importantes es el dinamismo de las importaciones. México es una de las economías más abiertas del mundo. Es un gran exportador de manufacturas, con una base industrial diversificada que vende mucho al exterior. Por lo anterior, es también un gran importador de insumos, que son procesados localmente y vendidos al exterior.