Tubo de ensayo

15/mayo/2020

 

René Delios

 

Recién describí que los partidos de oposición en algunas entidades están de muy bajo perfil ante los nuevos gobiernos morenistas, y mientras los militantes dan batalla en las redes sociales, las dirigencias muestran una sumisión de alfombra roja, esto especialmente marcado en Chiapas y Baja Norte, porque lo que es en Puebla, Tabasco y Ciudad de México, Morena es severamente cuestionado por el PAN en la de Los Ángeles, el PRI en la del Edén, y ambos partidos en la gran Tenochtitlán, respectivamente por la forma desde lerda y hasta frívola de hacer gobierno.

 

Las dirigencias –que no demora empezarán a renovarse en las entidades con miras al 2021- desde dos mil en ésta entidad chiapaneca son sumisas al partido gobernante so pretexto de que dan pluralidad, cuando se trata de algunos cargos en el gabinete que no precisamente deben de promover la ceguera, y eso pasó desde que Pablo Salazar llegó al poder, acuerpado por todos los partidos opositores de entonces, que le hicieron montón al PRI, ganando históricamente la gubernatura de la entidad luego de setenta años de caciquismo político arreciado -que medio se asomó en 2012 con el güero Velasco- y que con estertores se mantiene con uno que otro en éste 2018 con la llegada de Morena, la centro izquierda, al gobierno.

 

El punto es que se necesita un trabajo político más activo, como que es demasiado stand by que no le hace nada bien a la calidad de la política; es como el movimiento cultural que no necesariamente necesita patrocinador pues se gesta desde el individuo: la conciencia política y desde luego social, también.

 

¿Dónde están esos ideólogos?

 

Por eso los partidos políticos deben ser el catalizador, la vía, del planteamiento político del pueblo hecho poder, sea en el Ejecutivo o en el Legislativo.

Pero en éste nuestro México no es así: sigue el presidencialismo pese a que lo niegue el presidente, pues se lo aplican todos los subordinados de su partido en las cámaras y el gobierno, solo una que otra organización es contestataria y es tachada de todo contra México, como la Coparmex o el Consejo Coordinador Empresarial, considerados el poder económico, los conservadores en contra de un gobierno democrático, transparente, preocupado por los que menos tienen pero sin impulsarlos para que tengan algo, y ahí sigue el gran morlote entre dos ejes fundamentales del México actual, no del pasado, actual que, deberían coordinarse para ya sin demagogia e interés sectoriales pensar por toda ésta nación y hacerla autosuficiente -pues hay con qué- para el bien común.

 

Y así en Chiapas, en dónde el discurso debe elevar la calidad, el contendido, social, histórico, político: ¿Qué pasó?

 

Estas dirigencias de ahora, taciturnas, sin idea, planteamiento, propuesta ideológica para el desarrollo partidista, dan ejemplo para sostener que los partidos políticos ya no deben de ser financiados por el gobierno. Que desde su militancia reciban las aportaciones pertinentes porque se hacen de prerrogativas para el trabajo político de base y el fortalecimiento político o de cobertura que no practican, y que comprueban con facturas de todo, no relacionadas con lo propio que consume un instituto político e igual esos órganos electorales, caros, malos, y convenencieros.

 

Digo, porque en Chiapas no han sido precisamente ejemplo de transparencia y sí de subordinación y manipuleo, y ahí tenemos el famoso caso de la paridad en el sexenio pasado, que por ciento le tocó enjuiciar a Santiago Nieto desde la Fiscalía Especializada para la  Atención de Delitos Electorales, el hoy jefe de la temible Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, encargada de averiguar los lavados de dinero.

Y así ¿Cómo hablar de democracia cuando en partidos y órganos electorales están bajo sospecha?

 

Porque va a ser en un par de meses palabra de moda -democracia-, pues es en éste año cuando inicia el proceso electoral 2021, planteado para octubre e igual sea en noviembre por eso del Covid-19, pero hablamos de elecciones federales y estatales intermedias, para renovar el congreso federal de diputados, y el local de legisladores para los próximos tres años, y que según los opositores a AMLO reflejará el cómo la nación se ha ido desilusionando del mandatario, y le va a dar la vuelta en la cámara de la federación, y yo digo que viendo el cómo se comportan éstas dirigencias anodinas en los estados, la veo difícil: ven que la gente se queja de sus gobiernos y se quedan callados, y en dónde no es gobierno Morena -o sea en 14 de 15 entidades a renovarse el próximo año pues en Baja Norte sí va a haber elecciones-, le están haciendo la chamba con el error del institucionalismo a ultranza.

 

¿Con ese servilismo en las entidades van a ganar San Lázaro?

 

Igual se les vuelve a montar Morena, y hasta sumando entidades a su causa: se eligen los gobiernos de la mitad de los estados del país.

 

Con todo y esa creo que todo depende de los ciudadanos, pues es el que vota, pero el otro factor es el tráfico de influencias que coloca en las candidaturas a los mismos aun con otra camiseta, o hace candidatos a gente deleznable, y solo espero que los que votan lo hagan  pensando más en personas que en las siglas, porque sí, es importante darle pluralidad y equilibrio a San Lázaro.

 

Pero en Chiapas ¿Qué?

 

No es preocupación actual del gobernador Escandón el congreso local pues no es opositor, y por lo que se palpa en el ambiente político partidista, pues tampoco lo será a partir del siguiente Legislativo estatal, aunque bueno fuera elevar los índices de discusión y planteamiento, pues eso es bueno para la política dónde sea, y enriquece su ejercicio y obvio su reflejo.

 

La neta la preferiría mil veces en los partidos a eso de nadar como ahora: de “a muertito”.