Editorial

12/noviembre/2019

 

Ya empiezan desde a fuerza a explotar la situación boliviana, pues la OEA pidió al Parlamento de esa nación reunirse de forma “urgente” para “asegurar el funcionamiento institucional” y garantizar un nuevo proceso electoral en el país, ante la renuncia de Evo Morales a la Presidencia”.

Ciertamente esa situación anómala, motivó que grupos civiles encabezados por el derechista Luis Camacho, iniciarán protestas por las irregularidades en la elección pasada a presidente, en la que prácticamente Morales se reeligió por un periodo más, luego de 14 años en el poder.

Ahora surgen otras revueltas, protagonizadas por los seguidores del ex mandatario, que podrían llevar a  situaciones extremas por lo que el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, emitió este pronunciamiento a casi 24 horas después de que Morales anunciase su renuncia.

Poco iba a prosperar la petición de México de una reunión en la OEA para analizar el “golpe de estado” en esa nación; al parecer la cúpula de esa organización no simpatiza con los gobiernos de tendencia socialista, y fue clara en su silencio en torno a los sucesos brasileño y chileno, no así para con Nicolás Maduro y no se tiene idea de que postura presente con el nuevo régimen argentino, de tendencia socialista.

En Bolivia existe una Asamblea Legislativa Plurinacional, que es la que debe convocar a elecciones extraordinarias, aunque rechazaron cualquier determinación inconstitucional para sustituir poderes, en clara referencia a tomar el poder por el poder, esto es los militares.

Antes de su renuncia, Morales había aceptado la repetición de los comicios y la renovación total del organismo electoral boliviano.