Tubo de ensayo

14/octubre/2019

 

René Delios

 

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación explicó que no ha analizado ningún caso de elegibilidad de quienes buscan participar en el proceso de renovación de dirigencias nacionales y estatales de Morena y que las actuales autoridades mantienen el derecho a la reelección hasta por una ocasión.

Quedó clarito.

Fue cosa de redes sociales en que se distribuyó la versión de que ni Yeidckol Polevnsky, ni Bertha Luján podrían participar en la próxima elección de dirigencia nacional, luego del mandato del Tribunal para que se crearan nuevos criterios en los estatutos para que quienes sean elegidos en el próximo proceso interno tengan derecho a la reelección en dos ocasiones, excluyendo a quienes fueron elegidos en 2012 y 2015.

Pues no. Si pueden ser electas en su caso.

El punto aquí es que los mandatarios en entidades y la federación, de Morena, hicieron un llamado a sus funcionarios para que no intervengan en el proceso, pero por lo que se advierte en el proceso, parece que no es así.

El trabajo político está a todo, y más luego de que al parecer no va a ser mediante consulta como lo propuso el presidente Andrés Manuel, y sí por voto directo.

Interesante el escenario.

Estamos hablando de democracia partidista, la que no hemos visto nunca en México, y en dónde las líneas y más desde la Presidencia, han sido acatadas al pie.

¿Quién para dirigir un partido que tiene que consolidarse en 2021 con miras a 2024?

Para el 2021 no solo se trata de las federales intermedias a la Cámara de Diputados, sino también de nueve entidades, siete congresos estales y más de seiscientas alcaldías.

Hoy, Morena gobierna siete entidades, de ganar cinco de nueve el año próximo gobernaría ya la tercera parte de las entidades del país en tres años, prospectiva política interesante para esa fuerza política con miras a 2024, porque ese es el objetivo pero ¿Con quién a la candidatura presidencial?

No son pocos los que le apuestan a que ahora Morena no cuenta con una figura de empuje como el tabasqueño, y habrá que ver si su gobierno hace lo necesario para prestigiar las siglas, más que el nombre propio.

Porque con caudillos no ganan, no se forjan los partidos.

 

Matraz

 

A los gobiernos les cuesta mucho comprender como se relacionan la tenencia de la tierra y la producción, del significado que tiene para el campesino su arraigo e identificación con la tierra, su interrelación y su articulación con el espacio productivo.

La organizaciones de campesinos, no solo reivindican necesidades de tierra, también combinan gestión y acuerdos para la producción, dándole de esa forma, un nuevo perfil social y político al estado. Los rezagos son medallas gubernamentales que explican la inoperancia de las políticas públicas. Los conflictos y las manifestaciones de inconformes prevalecerán sin problemas de continuidad hasta encontrar cauces institucionales que resuelvan las demandas. De su conclusión depende en forma decisiva la consolidación de la estabilidad política de las instituciones y las posibilidades reales de justicia social (Lo escribió tiempo ha, Mario Arturo Coutiño Farrera).