Las crónicas de un continuo despertar

12/julio/2019

 

Arít León Rodríguez

 

El director de la Secundaria del Estado ha de tener más contactos que la Secretaría de Educación del Estado, porque bien que les da vueltas a quienes llegaron enviados por instrucciones de ella al caso del niño César, hijo de la señora Lucero Palacios Morales, el cual tras ser víctima de un caso de bullying en la PREVO fue enviado a esa institución para encontrarse con su negligencia, discriminación y poca disposición ante las órdenes superiores.

El director de esa escuela, le dijo que el niño no podría estar ahí, que resulta peligroso, que la escuela no sirve, que tiene grietas, daños -bien curioso porque ¿acaso esa escuela no saca jugosas aportaciones de madres y padres cada año con las cuotas involuntarias que piden?- y pues claro, paseó a la madre y padre del niño por las peores zonas de la escuela diciendo que ese, no era lugar para el niño, quien próximamente se irá a competir representando a Chiapas en atletismo, natación y tiro de pelota.

Vea usted.

 

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Ante la inutilidad gubernamental de todo el tiempo, hemos visto como el patrimonio del pueblo mexicano ha sido saqueado, vendido, paseado, negociado y negado a lo largo de décadas.

Pero, últimamente hemos visto con mucho desagrado que empresas dedicadas a la moda, han plagiado cínicamente diseños ancestrales de las culturas mexicanas para sus colecciones tanto de ropa como de accesorios e inclusive muebles, a precios obviamente estratosféricos.

La inutilidad de las secretarías de turismo y especialmente el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial están a la vista.

Muchísimas casas de moda se avientan un chapuzón al ver este contubernio y vienen y se llevan cada vez mas diseños.

El cinismo llega a tales extremos que no solo roban, una prestigiada marca de tenis, no sólo utilizó diseños huicholes, sino que registró los derechos de los mismos, a ese nivel.

Madewell, Zara, Hoffman, Pineda Covalin –esta es creo mexicana- Lois Vuitton se han hecho de muy buen dinero a costas de la sapiencia de las comunidades mexicanas que no reciben ni el reconocimiento, mientras REGISTRAN los diseños patrimonio de la cultura mexicana como propios.

Indignante es que, con que miedo tratan a estos ventajosos comerciales: La secretaria de Cultura mexicana, Alejandra Frausto Guerrero, envió la semana pasada a Vuitton una carta diciendo que se había enterado ‘‘con sorpresa” de que una silla de la colección Dolls by Raw Edges reproduce elementos que se identifican como bordados artesanales de la comunidad de Tenango de Doria.

‘‘Nos sentimos obligados a consultarles, de manera respetuosa, si para la elaboración de la silla buscaron y, en su caso, contaron con la colaboración de la comunidad y la de sus artesanos”, escribió Frausto. La carta denuncia apropiación cultural y propone ‘‘participar en una mesa de trabajo donde dialoguemos a la par empresa, gobierno y comunidades”.

Con miedo, en serio. ¡Pero, ah!  si una indígena vende esas blusas en la calle o las ofrece por algún lugar, la tratan peor que un animal, sin respeto, sin tolerancia, sin dignidad y a su trabajo, el cual, es hasta robado por los fastuosos fiscales.

Qué pena total.