Tubo de Ensayo

21/junio/2019

 

René Delios

 

El asunto tuxtleco no solo es vial, es también hidráulico, si de infraestructura se trata.

Desde hace muchos años –lo vemos aún- grandes terrenos urbanizados en el poniente y oriente sobre la Avenida “del comercio” –hoy avenida central-, no fueron planificados y es por eso que no había forma de llegar al lado norte desde el bulevar Belisario Domínguez, hasta llegar a la entonces fuente Mactumatzá, que las nuevas generaciones solo verán en fotos.

Es decir, que aunado a eso, el sistema hidráulico también fue diseñado sin prospectiva urbana, nunca pensando en la proyección demográfica, y hoy se pagan las consecuencias de todo eso.

Y no se necesita ser experto.

Los mismos tuxtlecos decían que la capital era de tres calles: Avenida Central, Novena Sur y Quinta Norte.

Las demás no cruzan la capital. Luego aparecieron los libramientos.

Por años hubo incomunicación en colonias populares cuyos habitantes tenían que tomar dos rutas colectivas –toda una mafia de negocios cupulares que son la consecuencia del pésimo servicio de hoy- para llegar al centro, solo porque faltaban puentes de cinco o siete metros que agilizaran el tráfico en las periferias de la ciudad.

Hoy sucede lo mismo en la 20 oriente norte –frente a Electrón-, por ejemplo, que del estadio “Víctor Manuel Reyna”, llevaría a la cuarta norte, solo se necesitan seis metros de construcción, a lo más y nada, la gente que no los carros, pasan por un puentecito chirris.

Si, allá por dónde en los ochenta estaban “Los Pitufos”.

Y así, por muchas rutas de la capital del estado, cuyo hedor de los drenajes sube a la superficie por lo poco profundo de las tendidas, y en no pocas zonas brotan las aguas negras a la vía pública por la misma causa, la cuestión hidráulica sigue siendo un problema de seguridad sanitaria que no quieren mencionar como tal ni las autoridades de salubridad.

Y es que es carísimo: hay que abrir todo.

Tenemos bulevares sin terminar pero reportados –igual que decenas de escuelas- como hechos, como el de la colonia La Victoria, o avenidas sin alumbrado por cuadras enteras como la transitada cuarta norte oriente, desde Cometra y hasta el Oxxo de El Brasilito rumbo a El Vergel, al que le pusieron led para once años que duraron nueve meses.

Y así, de consulta popular, de pláticas con la gente por la capital del estado tendrían información de primera mano del qué hacer, en vez de andar con propuestas aventureras que todos sabemos que dependen de los presupuestos.

Pero como se trata de hacer nuevas cosas para su lucimiento, no componen lo que está mal una vez en el poder, como hicieron los europeos luego de la segunda guerra mundial, estos gobernantes balines, mediocres en los municipios, usan pretextos disímbolos para justificar sus limitaciones.

La planeación urbana de la capital es pésima: hay zonas en donde el tránsito vehicular se atora de siempre por falta de cultura vial, en especial a la hora de salida de escuelas en que hay que recoger a los hijos en la mera puerta por la hueva de los padres de estacionar la unidad e ir por ellos a pie.

En fin, no solo es cosa del ayuntamiento, es cosa de los ciudadanos, que contribuimos a causar males mayores y gastos exorbitantes al ayuntamiento, como la basura en las calles, que se va a los afluentes de El Sabinal y luego a través de éste principal cause, al río Grijalva, con el daño ecológico respectivo, además de que –volvemos a la cuestión hidráulica- de la irresponsabilidad de echar al río, desde dentro de la ciudad misma, miles de metros cúbicos de agua contaminada proveniente de los hogares.

Para éste escribidor de bodrios, se deben de corregir los errores, dejar el lucimiento en dónde se pueda, y partir mejorando lo malo, para que los que vengan hagan lo necesario –aun sean de otros partidos-, y contar con una buena capital para Chiapas aun pase tres sexenios más.

Imagínense que en pasados sexenios, se pensaba hacer al Sabinal navegable.

¡Por Dios! Y lo difundieron como posible, presentaron maqueta: hubo ¡fotos en los diarios!

La fundación de Emmanuel –que ya no suena en Chiapas, pero que ganó una lana- hasta mereció un reconocimiento gringo, por ese proyecto.

Eso debe terminar: esas sí son burlas al pueblo, pues ese río sigue apestando, y más en éstos tiempos de lluvia, aunado de que Tuxtla carece de un drenaje central, profundo, que evite que los desechos sigan afectando el ecosistema de Coyatocmóc.