Tubo de ensayo

8/junio/2019

 

René Delios

 

¿Qué cuál fue el precio?

Negociar es ceder y ganar.

Luego de que el presidente Trump anunciara que México y Estados Unidos llegaron a un acuerdo para evitar el arancel que sería impuesto el próximo lunes, el presidente López Obrador escribió en su cuenta de Twitter felicitando a todos por el arreglo.

Escribió arreglo, no acuerdo.

Digo.

El pasado 30 de mayo, el presidente Trump amenazó a México con imponer un arancel del 5% a todos los productos que ingresaran a Estados Unidos y estos serían incrementados mes a mes hasta llegar al 25 por ciento lo que, desde luego, tronaría la economía nacional.

Hay que hacer la observación de que, ni China y ni India con el mismo problema llegaron a un acuerdo tan rápido.

¿Y entonces en qué cedió México?

La verdad México solo tiene que aplicar su ley de población, en ella se refiere la legalidad y formas en que pueden ingresar personas al país, y que para muchos ya debe incluir al buen de norteamericanos, europeos y canadienses que viven sin registro en México, aparte de una pléyade voluminosa de hispanoparlantes del continente e incluso españoles.

Para no pocos analistas las cosas en el país parecieran disociadas pues una cosa son las empresariales, industriales, laborales y productivas, en especial las del agro, pero en suma, todas esas coinciden e impulsan el llamado PIB nacional.

Pareciera que el tema arancelario era cosa de “ricos”, y la verdad no.

Dicen que si algo no tienen los más ricos del país agrupados en las organizaciones de hombres y mujeres de negocios, empresarios e industriales es ser “ingenuos”. Para los analistas a éstos señores y señoras no los mueven las promesas, a ellos en concreto “los mueven sólo las utilidades”, el varo.

O sea que las filosofías y el bien común no los lleva a ningún lado si no hay dinero suficiente y proyectos viables de por medio.

Se ve en la respuesta que posiblemente de su parte se registre hoy en Tijuana a convocatoria por la dignidad nacional por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, merezca un reconocimiento por el avance significativo ante ese país poderoso y su presidente, sui generis.

No han sido pocos los detractores al régimen de López Obrador desde la elite empresarial, en especial el dirigente de Coparmex, Gustavo de Hoyos que señaló que la reunión en Tijuana era Ociosa.

¿Y ahora?

La postura de éste personaje ha sido patente desde que AMLO llegó al poder.

Ha señalado que su llegada a la Presidencia de México no augura más que problemas, desgracias y un severo retroceso.

¿Y ahora?

Este grupo –pues habla por todos los integrantes de ese gremio- señalaron que hay que trabajar juntos por México, en forma igual para ricos que para pobres, pero hasta ¿dónde ha sido cierto en éstos meses?

Antes, el otro gremio, o sea el Consejo Coordinador Empresarial, en voz de su entonces presidente Juan Pablo Castañón dijo en una reunión durante la campaña de AMLO que el gran logro de un encuentro que sostuvieron fue que “ambas partes pusieron sus discrepancias en la mesa” y que “nunca se perdió la cordialidad”.

Es claro que si algo puede hacer crecer a México es la empresa y el libre comercio, no la encerrona socialista y ni la economía de estado, que si bien tiene expresiones exitosas como China, implica o comprende el sacrificio de otras libertades, sea de culto o de manifestación de las ideas.

Hoy el escenario es distinto, pues el peso no se disparó ante el dólar aun las arremetidas de Trump y eso muestra una moneda emergente estable, contrario a los vaticinios  de algunos prominentes empresarios.

Dado éste acuerdo, que va a dar de qué hablar en los próximos días, no solo es punto para Ebrard, sino para AMLO, pues revertir una decisión de Trump no es cualquier cosa.

Solo falta saber el precio.