Las crónicas de un continuo despertar  

24/noviembre/2018

Arít León Rodríguez  

 

Hace unos meses un profesor fue procesado por agredir sexualmente a una alumna, y obtuvo una suspensión de 11 años, once años solamente, y los mismos de prisión.

 

Esto es lo que un profesor de educación física en una escuela primaria pública de la Ciudad de México obtuvo por el delito de pedofilia.

 

La Subprocuraduría de Derechos Humanos, Prevención del Delito y Servicios a la Comunidad (SDHPDSC) informó que el juez Décimo Sexto de Distrito de Procesos Penales Federales en la Ciudad de México determinó que Miguel Horacio “N” también deberá pagar mil 125 días multa, equivalentes a 599 mil 996 pesos con 25 centavos.

 

Vaya.

 

Infiltrado en el núcleo del sistema, este depredador realizo conductas lascivas contra una niña de 11 años. Después de que cumple su sanción –la cual por buen comportamiento puede disminuir- puede acceder de nuevo a su “profesión” de maestro depredador de educación física.

 

Las agresiones las hacia durante el día, en la escuela, en clases.

 

¿Cómo puede seguir pasando esto en México?

 

Según el Inegi, hay un preocupante crecimiento en el porcentaje de mujeres que acude a recibir atención médica debido a la violencia, incluyendo el ámbito familiar. Así, en el año 2010, del total de las mujeres que acudieron a servicios médicos por lesiones, 83.2% reportó haber sufrido el daño por accidente; en 2011 el porcentaje fue de 80.6%; en 2012, de 77.2%; en 2013 fue de 73.5%; en 2014 de 72.1%, y en 2015 de 69.1%.

 

En contraste, en 2010 el 12% reportó lesiones por violencia familiar; en 2011 creció a 14.4%; en 2012 subió a 18.2%; en 2013 se ubicó en 20%; en 2014 creció nuevamente a 22.9%, mientras que en 2015 el indicador llegó a 26%; es decir, una de cada cuatro mujeres que recibió atención médica por lesiones lo hizo como resultado de la violencia familiar.

 

Ahora, están surgiendo muchas páginas que están difundiendo fotos falsas de mujeres y adolescentes de la ciudad, fotos sexualmente explicitas en las cuales el rostro no se distingue a plenitud, pero el titulo asegura que es “señorita N” con apellidos y link a los perfiles de redes sociales.

 

Son muchísimas las mujeres que están siendo afectadas en todas sus esferas sociales, familiares y laborales.

 

Algunas de ellas han sufrido acoso y agresiones derivadas de estos oprobios.

 

La exposición a la vida privada en redes sociales es preocupante, y las consecuencias que ello trae abren un debate sobre el derecho a la intimidad y la libertad de expresión.

 

La confrontación de derechos es motivo hoy de controversia, debido a la proliferación de redes sociales como Facebook o Twitter, donde los usuarios y usuarias brindan datos personales sin ser conscientes de las consecuencias que puede ello traer.