Agencias
Una comunicación deficiente entre la agencia de reducción de desastres y vulcanólogos de Guatemala retrasó el desalojo de pobladores cuando ríos de lava y ceniza caían por las laderas del volcán Fuego el domingo, en su erupción más violenta en cuatro décadas, admitieron autoridades.
La erupción ha causado la muerte de 109 personas y la desaparición de más de 190, según las autoridades. Casi todas las víctimas son de aldeas pobres cafetaleras ubicadas en las laderas más bajas del volcán que ahora están parcialmente enterradas.
Para cuando Pedro Morales, un técnico de campo de la agencia de desastres de Guatemala, CONRED, vio los flujos de lodo y escombros, que pueden moverse a velocidades de hasta 300 kilómetros por hora, ya estaban cerca de las casas.
Mientras, en Ciudad de Guatemala, las autoridades no entendieron la magnitud de la erupción, lo que provocó que el nivel de alerta para evacuaciones obligatorias no se elevó lo suficientemente rápido, admitieron los jefes de las agencias gubernamentales responsables.
El fiscal guatemalteco dijo que abriría una investigación sobre si se siguieron los protocolos para la toma de decisiones adecuada en el manejo del desastre.
En una tensa reunión en el Congreso de Guatemala, el jefe del instituto de vulcanología acusó a su homólogo de la CONRED de no prestar atención a los boletines que advierten que Fuego estaba en una erupción peligrosa. El jefe de CONRED, Sergio Cabañas, aceptó que la orden de evacuación fue lenta, pero culpó a los vulcanólogos de no ser suficientemente explícitos de que la situación era peligrosa. Los informes no incluían suficientes detalles sobre la actividad volcánica y a qué comunidades afectaría, dijo.