Pulso político

4/julio/2015

pluma editorialJacobo, precursor e innovador

Un señero maestro de maestros

#Paulino Cárdenas Cruz

Conductor de noticias, periodista, cronista, escritor, charlista, precursor que llevó las noticias a la televisión, incansable innovador, don de gentes, siempre cordial y enemigo de agarrar pleitos ajenos. Jacobo Zabludovsky fue un ícono del periodismo mexicano; un reportero de tiempo completo.

Supo trascender de lo tradicional a lo moderno y pasar a ser vocero del sistema por casi tres décadas a crítico moderado del mismo en sus últimos años de vida periodística.

Murió en la ciudad de México a los 87 años víctima de un derrame cerebral y será recordado siempre por discípulos, amigos e incluso enemigos que sin proponérselo dejó en el camino.

Su ‘pecado’: haber sido hombre del sistema y voz oficial de los gobiernos priístas en turno, hasta que dejó Televisa en marzo de 2000, en solidaridad con su hijo Abraham quien decidió renunciar a esa empresa.

Periodista controvertido, Zabludovsky era amigo de sus amigos y a lo largo de su carrera logró un récord impresionante de premios y reconocimientos nacionales e internacionales por su actividad en la televisión.

Después de casi tres décadas de ser el conductor del noticiero estelar “24 Horas”, que fue el de mayor audiencia en su tiempo, murió al pie del cañón, como siempre quiso, siendo colaborador del diario El Universal los lunes en su columna ‘Bucareli’ y con su programa en Radio Centro “De una a tres”.

Apenas en marzo pasado le hizo una entrevista al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, que para muchos fue de lo más extraño, pero sin duda ha sido una de las entrevistas más cabales periodísticamente hablando.

Anécdotas tiene miles y entrevistas importantes, muchísimas. Una de ellas, quizá de las más célebres, fue la que realizó con Fidel Castro el 7 de enero de 1959, una semana después que las fuerzas rebeldes entraban a La Habana festejando el triunfo de la Revolución Cubana.

A la muerte de Emilio Azcárraga Milmo y ser reemplazado por Emilio Azcárraga Jean, éste ordenó la desaparición de ’24 horas’ y también una limpia de personal. Aunque seguiría trabajando en Televisa dando noticias en otro espacio, Zabludovsky salió de Televisa un año después, ya que a la dimisión de su hijo Abraham, también renunció.

El propio Zabludovsky narra sus comienzos en su última colaboración del pasado lunes 22 de junio en El Universal:

“Yo era un estudiante del segundo año de bachillerato en Ciencias Sociales de la Escuela Nacional Preparatoria en San Ildefonso. Los fines de semana ayudaba a un vecino, corrector de pruebas del periódico El Nacional.

“Ahí, frente a la Alameda, detrás del hotel Regis, olí por primera vez el aroma de la tinta, oí el ruido de las rotativas y acaricié con mis dedos el plomo de los linotipos. Todo esto me predeterminó el ser periodista.

“De vez en cuando ayudaba a mis padres en la venta de retazos por kilo en el barrio y mercado de La Merced. Aprendí que los kilos tienen mil gramos y ahí terminó mi experiencia mercantil.

“Lo que yo quería era ser locutor de radio. En ese 1944 inicié mis trámites para obtener mi licencia de locutor cuya fecha es el primer día hábil, 3 de enero, de 1945.

“Antes me colé en algunas estaciones de radio, donde me admitieran a mis 16 años, sin permiso y sin experiencia.

“La memoria traiciona: uno quisiera recordarlo todo y no es posible. En aquel año 44 estaba en XEQK, la estación de la Hora Exacta en la calle de Uruguay; trabajaba una hora y descansaba otra a un peso veinticinco centavos la hora.

“Trabajé en la XEMC, “la estación más española del mundo”, cerca de Xochimilco, cuyo dueño cobraba anuncios en intercambio, y a veces nos pagaba con jaletinas.

“La memoria engaña. No había entonces presagio ni premonición. Existía más bien el deseo de abrirse paso. De encontrar un camino”.

En 1947 ingresó en la XEX-AM como subjefe de Servicios Informativos. El gran salto de su carrera fue cuando inició el auge de a televisión en México en 1950.

Eran los tiempos en que el presidente de Telesistema Mexicano, Emilio Azcárraga Vidaurreta, venía apoyando a Guillermo González Camarena el inventor de original e ingenioso sistema de televisión que marcó un hito en la historia del mundo y que tocó de paso a Jacobo Zabludovsky.

Fue él quien comenzó a llevar las noticias a la televisión, lo que habían intentado también Guillermo Vela, Ignacio Martínez Carpinteiro, Gonzalo Castellot y Pedro Ferriz Santacruz. El 5 de diciembre de 1950, con duración de dos horas salió al aire el primer noticiario de televisión en México.

El redactor y director de este noticiario fue Jacobo Zabludovsky, quien dirigió ese primer informativo patrocinado por la General Motors, en el que colaboraron también Ferriz Santacruz y Guillermo Vela.

Sin duda la narrativa señera de Zabludovsky fue el 20 julio de 1969, cuando el primer ser humano pisó la luna. Fue el encargado de llevar a los hogares mexicanos la epopeya de los astronautas Neil Armstrong y  Edwin E. Aldrin Jr. lograron pisar la superficie del satélite natural.

Con las palabras “En vivo desde la Luna” inició su relato de la caminata lunar y la “huella” con la que Armstrong se convirtió en el primer ser humano en pisar la Luna.

Las entrevistas que realizó Jacobo a lo largo de su carrera han quedado para la historia.

Pero un hecho memorable que resultó un hito en su carrera periodística fue la narración que hizo aquel 19 de septiembre de 1985 inmediatamente del terremoto que destruyó gran parte del centro de la ciudad de México.

El reconocido periodista que creció en el barrio de La Merced, hijo de David Zabludovsky y Raquel Kravesti, fue sepultado ayer en el Panteón Israelita.