Las crónicas de un continuo despertar

15/diciembre/2014

Las crónicas de un continuo despertar Arít León Rodríguez.Arít León Rodriguez

Aplauso de pie, a quienes hicieron todo lo posible por que se hiciera justicia en Guanajuato.

Félix José Rangel, El Gordo, fue condenado a 51 años, 7 meses y 15 días de prisión por los delitos de violación “espuria” a niñas, que son sus hijastras y violencia intrafamiliar.

Aún queda pendiente la resolución del proceso por corrupción de menores, violación y abusos eróticos en agravio de siete hijas e hijastras, así como de sus tres concubinas.

Rangel Márquez, de 40 años, recibió la notificación de la sentencia judicial dictada por el Juzgado Único de Oralidad Penal de Guanajuato.

Abusó de todas y a una -de 11 años- la convirtió en madre.

Pese a las denuncias que se realizaron desde 2012 no había accion en ocntra de este indiviuo que llego a ser conocido como “el violador del callejón de Tamazuca”.

En un ejemplo de sentencia, se le suprimieron todos los beneficios y sustitutivos de la pena, es decir, deberá cumplir su sentencia sin ningún beneficio futuro de libertad bajo palabra, por enfermedad y los que resulten.

Algo deberían aprender por estos lados.

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En Cuautitlán, el 24 de Noviembre, una niña fue “levantada” mientras caminaba junto a dos compañeros de la escuela y no se supo de ella. Dos hombres la tomaron por la fuerza y se la llevaron.

Si ella fuere un poco mayor, no se dudaría en mencionar que sus nexos con el mundo de las drogas y/o prostitución fueron los que generaron el “escarmiento” al que fue  sujeta tras el levantón.

Pero la realidad es que, ella tan solo tenía 12 años.

Tenía, porque apareció el martes, muerta. En una calle cualquiera, tirada como una muñeca que se le olvidó a alguna otra niña y espera regresar a sus juegos.

Ya no volverá a jugar, ni a reír y no dudo que sus últimos momentos hayan sido terribles, abyectos, indeseables. Es una niña que se agrega a la larga lista de mujeres muertas sin razón, víctimas de la violencia y el abuso descarado que impera en el país. Más allá de imponer sanciones a quienes se manifiesten contra lo establecido, real o no, infiltrados o no, éstas conductas si son las que deben ser perseguidas con saña, con ira, con capacidad. Tratan a este tipo de delincuentes mejor que a quienes se manifiestan por pedir justicia.

Creo que no sabremos lo que vivió Liliana Morales Flores en los días que estuvo desaparecida, pero lo suponemos. Y eso, es lo terrible. Sabemos que está pasando, y estamos observando con que frialdad una vida se convierte en números y nos quieren hacer pensar que está bien, y que existen cosas más imperantes que atender. Pero no.

Se llevan a una y nos golpea a todas y todos. ¿Cuándo vendrán las leyes verdaderamente rígidas que impidan que asesinos, pedófilos y feminicidas estén impunes en las calles, robando y matando a nuestras niñas y niños?

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Los normalista de Ayotzinapa y algunos elementos integrantes del CETEG -la Coordinadora Estatal de Trabajores del Estado de Guerrero incendiaron dos camionetas del Instituto de Ciencias Policiales de la Secretaría de Seguridad Pública, en Chilpancingo.

Digo, la revuelta no se olvida, pero, incendiando las camionetas, manifestamos repudio ciertamente, pero, no creo que resolvamos nada.

A veces pienso que la intolerancia reflejada, puede ser el comienzo y camino de futuros dictadores.