Editorial

10/agosto/2017

 

La XXII Asamblea Ordinaria se ve sumamente cuestionada, donde el favorito habrá de imponerse al rival.

Los priístas son, por consigna, tranquilos y aceptan los designios del supremo, sin mayor problema, aunque, en ocasiones, surgen manifestaciones de descontento, y aunque sucede en pocas ocasiones, cuando no se tiene control de la masa uniforme que resulta ser la militancia partidista. Si se puede llamar rebelión, en la época del presidente Zedillo Ponce de León, porque el mandatario era un Ejecutivo alejado del partido y militaba en él solamente como plataforma de despegue en su carrera burocrática-política.

Obvio tardó en reaccionar y cuando lo hizo ya estaban aprobados los candados que hoy son causa de tantos dolores de cabeza.

Es cierto que algunos capítulos ya fueron abrogados, pero se mantiene el de la militancia dentro del partido, que es uno de los temas de debate y se pretende abrir la nominación presidencial a una consulta, los dos temas carecen de la fuerza necesaria para sacarlos.

Dentro de los inconformes solamente hay dos personajes que inquietan y pueden provocar el desbarajuste de una asamblea plenamente planchada: Ivonne Ortega Pacheco, ex gobernadora de Yucatán y diputada federal con licencia y Manlio Fabio Beltrones, ex gobernador de Sonora, entre otros cargos.

Ella va a la mesa de Estatutos, él a la de Visión de Futuro. La primera se desarrollará en Campeche y la preside Carolina Viggiano Austria, curiosamente perteneciente al clan Moreira, ya que es esposa de Rubén, el gobernador de Coahuila. Es cierto que Carolina trae su propia carrera política y ya había sido diputada federal antes de casarse con Rubén, con quien compartió legislatura, pero no se le ven tamaños para frenar la ofensiva de los inquietos rebeldes.

Carolina ha sido hasta tres veces diputada federal, sin ninguna trascendencia y se conocerá su fortaleza, si es que la enjundia de Ivonne es cierta.

Ivonne busca abrir la convocatoria para el candidato presidencial, donde ella desea participar y, tal vez, para contentarla le pueden decir que sí, aunque no cómo.