Tubo de ensayo

13/diciembre/2019

René Delios

 

Pues se termina el año 19 del nuevo siglo y con un nuevo gobierno de centro izquierda, que acusa pero coquetea con el neoliberalismo ya sin los negocios leoninos de otrora, lo que permitió las adecuaciones a un T-mec ya muy mañoseado, y que ciertamente daba ventajas a los mexicanos –como decía Trump-, pero no a cualquier mexicano, sino a los del varo, porque a los agropecuarios los tenía bien socavados

Con eso de que EU padece heladas cada año que les arruina cosechas al por mayor, los señores muy abusivos crearon comercializadoras, y entraban al quite de la demanda gringa enviando ellos los productos mexicanos, obvio asociados con los dirigentes campesinos, corruptos a más no poder.

A ahora –se jura- los campesinos venderán directamente su producto con ganancia –salvo impuestos- directa, a través de una dependencia oficial que se creará exprofeso.

Pero esa es otra historia.

La que persiste es que a un año de gobierno en la federación y en la entidad, tenemos retos enormes; socialmente hay entidades que, requieren ya un subsidio real y solvente, que las ayude a crecer no a sobrevivir y, el presupuesto para Chiapas que celebran es miserable para la demanda real.

Si se trata de emparejar hay que hacer justicia y compensar o más bien corresponder al petróleo, gas y electricidad que por décadas ha brindado Chiapas, en un medio siglo en que no creció y eso tiene clara explicación: ausencia institucional y corrupción.

¿No hay culpables?

En lo general, es una verdadera pena lo que padece México; siendo una nación con casi todas las bondades –renovables y no renovables- de la naturaleza sea en tierra, aire y mar, ha sido mal administrada, que deberían hacer reflexionar a la clase política aún parasitaria –sin excepción- que mantenemos, y que no corresponde a su compromiso con el pueblo chiapaneco por privilegiar los propios.

Hay los que dicen que los mexicanos –o los chiapanecos- vivimos así porque lo merecemos; lo dicen los que observan a Morena –que ahora se siente gobierno- estacionada en el silencio –otra vez-, sin el cuestionamiento al presente gobierno como debería ser, para que no baje la guardia y se revise siempre así mismo.

Porque de lo que se trata es la de desechar a toda esa enorme sanguijuela que aún pervive en el sistema político mexicano, proponiendo un cambio contundente, o sea radical.

No moderado, como el de ahora.

En Chiapas en el presente siglo -luego de dos sexenios perredistas con abanderados priistas-, se dio el cambio del PRD a PRI-Verde, en la idea de que la alternancia era buena y nos quedamos mudos: no hay qué discutir porque nadie quiere escuchar a los chiapanecos sobre el pasado gobierno de Velasco.

Gritamos solos en la loma y es cuando viene de nuevo la pregunta: ¿Hay justicia?

Desde luego que los de Morena dicen que fue bueno el cambio del PRI a sus siglas, pero parece que desde dónde hacen justicia es desde EU, al detener a García Luna, porque internamente faltan un buen de valor.

Todos esos malditos –hay otro término- saquearon a México y se coludieron con el crimen organizado, sin nacionalismo, por eso asesinan a los mexicanos sin contemplar edad ni sexo, ni responsabilidad o culpabilidad.

Pero abrazos no balazos.

Ojalá EU deshoje toda la estructura, los quiénes, los cuántos, los cómos, e invite al gobierno de México a hacer lo propio porque acá de plano están muy lentos, y eso mantiene tranquilos y activos a los cotos corruptos del poder regionales, y solo el titular de la unidad de inteligencia financiera de Hacienda, Santiago Nieto habla de llamar a los corruptos.

Ya canceló las cuentas de García Luna, la neta es el único que anda visible en contra de la corrupción, ni la Secretaría de la Función Pública y ni la Auditoría Superior de la Federación.

Los cotos de poder –sean corrientes partidistas o familias políticas- han generado por años el dominio de las dirigencias y por ende la repartición de las mercedes y privilegios, -candidaturas de todo- como vimos en el PRI todo el siglo pasado, lo que permitió que como en Chiapas, la gubernatura fuera un asunto de familias.

Eso generó conflicto de intereses, saqueo, corrupción, desplazamiento social.

Luego vinieron los tecnócratas incluso disfrazados de izquierda, y la lucha social se distorsionó con Pablo y Juan en el poder y con Manuel ni se diga.

Fue cuando solo se administraron los problemas y se prolongaron los silencios.

Hoy todo está como hace casi veinte años: rezagado y debería haber responsables.

Neto.