Tubo de ensayo

25/julio/2017

 

René Delios

 

Con su Asamblea Nacional en marcha, el PRI anunció -le apuntamos ayer- a través de su secretaria general Claudia Ruiz Massieu, un “golpe de timón”.

No especificó qué motivó que aceptaran eso desde arriba, pero tenemos claro que es reclamado por la militancia y simpatizantes y suponemos que se trata de una consulta a las bases que, los viejos esquemas priistas no quieren, pues a través del tráfico de influencias logran más por la vía de delegados, que es por las que se ha nombrado a tanto sinvergüenza al gobierno de los estados, que no falla desde que entramos al nuevo siglo.

Cada sexenio -desde el 2000- hay un gobernador priista perseguido, aunque éste de Peña Nieto –la neta- es el que más ha actuado en ese sentido en algo que no se le ha reconocido, pues otrora éstos eran acuerpados por los gobiernos federales y más si eran acusados por la oposición.

Así, desde que cayó Andrés Granier Melo y hasta Javier Duarte de Ochoa, hablamos de cinco ex gobernadores con orden de aprehensión y bajo proceso, además de uno prófugo y uno nada más presentado como fue el caso del neolonés Rodrigo Medina.

Todos, salvo Guillermo Padrés, son priistas.

El caso es que también en las asambleas de sus órganos directivos, PAN y PRD aprobaron durante el fin de la semana anterior, ir a la integración de un Frente Opositor, esto sin consultar a sus bases.

Ahí sí que se está dando una reacción en contra, pero aun con eso ya mereció apoyo desde la postura de dos alas importantes más allá de los memes en las redes que no dicen nada más que un chiste, por lo que Margarita Zavala como Silvano Aureoles apoyan una propuesta se insiste, no consultada a las bases perredistas como panistas, ya bastante menguadas por eso en entidades como Chiapas, por ejemplo, en dónde las determinaciones siguen siendo cupulares y soberbias por parte de dirigentes inexpertos cuando concéntricos.

Ya Ricardo Anaya y Alejandra Barrales habían anunciado tal frente opositor desde antes de la elección del pasado 4 de junio, y que sólo significa una cosa: ir con candidato único, común, a la Presidencia de la República, pero lo hará igual en entidades a elegir gobernador, porque no son pocas: nueve, incluyendo a Chiapas.

Al momento en nuestro estado hay más efervescencia en los que buscan la candidatura de Morena posiblemente en alianza con el PT –si lo acepta la asamblea del partido del tabasqueño-, que en el resto de los partidos con registro.

Los morenistas buscan más agradar a López Obrador que a la base posible de ese partido en Chiapas: AMLO decide, eso queda claro en un partido que cuando se dice que no hay vida democrática y sí hegemónica, sus directivos y seguidores se ofenden, cuando es urgente la diversidad en un partido que será nada sin el santón fundador se retira o fallece.

Sustentar a todo un partido en un solo cuerpo es un error soberbio.

El asunto morenista es que proviene de uno; el problema del resto de los partidos es que se rige por clanes o tribus o corrientes que, anquilosadas, no evolucionan y en conjunto generan una clase política tanto corrupta como deficiente en la administración pública.

Ya la sabemos: sin oposición interna, el único candidato visible se llama Andrés Manuel López Obrador; es muy difícil que se discuta sobre el tema: sería un desgaste innecesario en Morena abrir consulta a las bases para candidato a presidente.

Así que ya definidos más o menos los modos de consulta a las bases en el PRI, frente opositor y decisión cupular para nombrar el candidato entre el PAN-PRD, y sin discusión la candidatura en Morena, caminamos al inicio del proceso federal electoral de 2018, que inicia en septiembre de éste año.