Tubo de ensayo

26/mayo/2017

 

René Delios

 

Ni se entiende el para qué agredir a políticos en su trabajo proselitista y menos cuando se trata de un dirigente polémico y con muchos bonos a favor como López Obrador.

En Veracruz, donde gobierna el PAN, dónde el gobernador de esa entidad se ha vuelto su más severo crítico, en dónde una de sus diputadas de Morena resultó de lo más corrupta, pues una mujer le arroja un huevo al tabasqueño en los calores de la contienda municipal jarocha, entidad de por sí bastante resentida con la clase política, de antes y de ahora, porque la primera la saqueó y la segunda de Yunes, no resuelve.

Pura cacería de brujas.

Obvio es que desde todas las directrices partidistas cuestionaron la agresión, expusieron que no es con violencia –que ya tenemos de más- como se deben diferir las diferencias, y desde luego que el diálogo debe imperar. Lo expresaron enemigos claros y visibles de AMLO, incluyendo Margarita Zavala, con la que el de Macuspana ha tenido “comunicación” en portadas periodísticas, en que se cuestionan y critican.

La verdad ¿Qué con lanzarle un huevo a López?

Recuero la piedra que golpeó a López Portillo en CU, la pesa que le tocó a Samy David en Soyaló, y ahora un huevo a AMLO en Huatusco, una población emblemática de ese estado, como parte de lucha contra el ejército realista a principios del siglo XX.

Obvio es que el hecho comprende inquietud entre los que ven la posibilidad de que en ese municipio y gran parte de los 212 del estado, Morena logre importante avance aun la alianza PAN-PRD que gobierna el estado ganado apenas el año pasado, y que se repite, no ha logrado convencer a casi nueve meses de administración de Yunes Linares, que se la pasa más descubriendo fraudes que encontrando soluciones a las demandas en esa entidad  a la que le debe el gobierno a todo mundo.

La verdad ese huevazo es algo para explotar por parte del tabasqueño, como parte de la oleada en su contra para disminuir la idea de que la tiene casi segura en 2018.

El problema es que no es cierto: habrá un proceso electoral que tiene que certificarlo, y cosa aparte será en caso de ganar, que le alcance un sexenio para resolver los muchos pendientes de éste país, empezando por la corrupción y la inseguridad que, no se eliminan por decreto o porque alguien asuma el poder.

Menos que las condiciones de pobreza desaparezcan porque lo dicta el nuevo gobernante, y que los salarios se eleven hasta lo digno, porque los asuntos económicos no actúan así, al capricho del mandatario en éste país o cualquier otro del mundo.

En otro tiempo eso sólo generó inflación, fuga de capitales, desempleo y delincuencia.

Hoy le llamamos secuelas de la corrupción.

Ojalá se conozca que pata puso ese huevo, o si solo fue opinión espontánea de una señora de Huatusco.