Tubo de ensayo

29/febrero/2020

 

René Delios

 

Toda protesta, de dónde provenga, con el tinte político que le descubran o adjudiquen, si se sustenta en la realidad, en los hechos y consecuencias, es válida, y muy aparte de que sea ciudadana o no, de todos modos es una inconformidad contra el gobierno vigente.

 

¿Y luego?

 

Pero me ubico: si se sustenta como un daño social pues hay que acuerpar la idea, pues es a beneficio de todos, y si se quiere con la máxima de “juntos pero no revueltos”, en caso de que las causas no sean del todo comunes por ideologías no coincidentes.

 

El punto es que para el próximo 9 de marzo, un día después del Internacional de la Mujer, se aplicará la convocatoria “un día sin mujeres”, bajo el lema de “el 9 nadie se mueve”.

 

Otra: el evento no tiene precedentes, y le guste o no a sus detractores, se han ido sumando distintos sectores y desde luego mujeres de la vida públicas, que esperemos lo hagan como una más y ya, pues no se valdría que quieran aprovechar las plataforma para lucimiento personal, e igual les sale el tiro por la culata, porque sí que se las saben cobrar las féminas entre ellas cuando alguna abusa.

 

La otra es que en medio de ese oportunismo, desde luego que aparecerán personajes y grupos que jamás han hecho nada por la mujer y ni les importa el desastre de diez feminicidios diarios, pero sí que están interesados en que en ésta AMLO salga mal parado, en un asunto de feminicidios que el mandatario ya recibió incrementado desde hace cinco años, pero que los adversarios del tabasqueño quieren magnificar no sé con qué idea, pues aún lo grave del suceso y la dimensión que alcance la marcha, el objetivo no es su renuncia y aun así no tiene por qué hacerlo.

 

Digo: es el modo de la ultraderecha reaccionaria que en vez de colaborar busca desestabilizar como lo ha hecho a lo largo de su historia en México, desde la revolución hasta la fecha, en que solo les ha importado el varo, huachicolear los recursos de México ¿O qué han hecho en bien de la nación que no sea siempre por ellos, sus empresas, sus negocios?

 

Pero esa es otra vaina.

 

La que nos ocupa es que no se deben de permitir los oportunismos y ni los lucimientos políticos, menos a los que jamás han hecho nada a favor de las mujeres, y su participación debe ser como la de cualquiera de las mujeres de a pie que se hagan presentes, para no desvirtuar esta iniciativa que tiene como fundamento el hartazgo por la violencia desmedida contra las mujeres, que alcanza la cifra espeluznante de diez feminicidios diarios, que incluye a menores.

 

Quiero decir que habrá hoy diez mujeres que salieron de casa y no van a regresar con vida.

 

Así de cabrón.

 

Y lo está porque en éste país no se ha promovido como debe ser la cuestión de género, el respeto a la integridad y ser y sentir y plantear de las mujeres, en medio de un machismo tanto ridículo como absurdo: hasta el mismo presidente reducido en esa concepción ha minimizado el asunto de los asesinatos de mujeres ante la necesidad de vender su avión, que para él es el emblema de la corrupción del neoliberalismo, al que le tiene una fobia amorfa pues, aun sus posturas más radicales, ese neoliberalismo es una práctica mundial a la que le tiene que entrar, y ahí está el T-MEC, al que le tuvo que entrar con las manos dobladas.

 

Magnificando su proyecto 4T, minimizando la inseguridad, la gente está consciente de que no está dando resultados, y el punto es que AMLO no esperaba que le brotara de un sector sensible pero harto de que en éste país las minimicen, las discriminen, las asesinen, las violen y violenten.

 

Son mayoría social y política, y se les ve de reojo, como si fueran una minoría, en esa forma de la política mexicana que las ve como un producto y no como esencia de éste país.

 

Por eso es una tontera que desde el gobierno federal argumenten que se trata de una protesta contra la administración del presidente López Obrador. Neta que AMLO no importa: lo que importa son las vida de las mujeres que morirán hoy y así, otras más perderán la vida en los siguientes días, mientras él se la pasa en mañaneras megalómanas defendiendo lo indefendible.