Tubo de ensayo

21/febrero/2020

 

René Delios

 

Un día sin mujeres, algo complicado para los sectores productivos –que se van solidarizando a la convocatoria, permitiendo participar en la estrategia-, y servirá no solo para hacer valer su importancia en el aspecto económico, sino también en el social, pues aunque es bastante difícil que se extienda a los domicilios, el día sin mujeres en el hogar, de suceder, sí que se va a complicar el día de referencia.

 

Pero es que de actuar en la desesperada de ¡que se queme todo! a plantear nuevamente por la vía “social” la urgencia de crear los protocolos necesarios para la defensa de la vida de mujeres y niñas, y el respeto a sus libertades y el cumplimientos de sus derechos de igualdad y paridad, laboral y económicamente, demuestra que hay idea, que debe ser ya una prioridad sin demagogia, sin leyes que no se cumplen.

 

Desde luego que no faltarán las activistas radicales; ellas ya son parte del escenario y ya comprenderá entre sus iguales las formas a seguir, porque ese día es su lucha, sin hombres, los que debemos –si se quiere ayudar- adoptar una actitud de masculinidad –que no de hombría- y entablar una larga reflexión y plática entre iguales para ir replicando la indicación: respeto a las mujeres, cómo y dónde sea.

 

Porque solidarizarse con su lucha, criticar la violencia contra ellas, la verdad no sirve de nada.

 

Hay que actuar.

 

Matraz

 

La polarización es lo de hoy.

 

Cada cual emite su opinión de a cómo le va, desde luego, pero en ese intento pues como que desvirtúan contenidos, y así se mantiene desde que las redes asomaron al dominio público.

 

Hay los que opinan que un celular y acceso a la red de redes no hace periodista a cualquiera, y desde luego que no, pues solo emite una opinión y es su derecho. Pero también hay los periodistas militantes, o aquellos que sirven a intereses que se contraponen a las políticas de gobierno o al sector privado, y desde luego tienen clara inclinación por la constancia de su “línea” que denota de qué lado está.

 

Pero de todos modos es libertad de expresión, aun a riesgo de las llamadas notas falsas.

 

Y eso crece en las redes sociales chiapanecas: el uso de noticias falsas, robo de identidad -clonar muros-, manipulación de la información desde grupos u organizaciones en contra de otras similares o políticos que, debería ser de alerta para comprobar la veracidad de los contenidos, pues hay muchos usuarios -los más-, que dan por ciertas esas mentiras y las siguen hasta sus muros falsos y hasta hacerlos virales.

 

Lo que sorprende es que “caigan” en eso políticos, activistas, funcionarios que se supone son más perceptivos y que demuestra que “el olor” de la noticia no se le da a cualquiera, y neta en la cubeta, que aún existan los que insisten en que corroboren información no lo hacen y se mantienen en esa frecuencia: reproducir la mentira aunque luego se despeje la realidad y ni en cuenta una aclaración o justificación: “lo que salió, salió”.

 

Ya se ha escrito mucho sobre el particular, pero me quedo con el hecho de si los gobiernos hacen daño con la manipulación de contenidos, igual los ciudadanos que caen en esa práctica.