Tubo de ensayo

28/enero/2020

 

René Delios

 

La cosa es que en los cotos de poder regionales, los partidos deben de escoger más allá de la estimación de un propio, a alguien que los haga ganar.

 

Ya en las dirigencias estatales los personajes se acercan a las dirigencias, y nuestra entidad no es la excepción; ya se andan “animando” los que quieren figurar en 2021, pero no hay la instrucción de adelantamientos, menos en el partido gobernante cuya dirigencia nacional está en disputa, muestra clara de que si bien hay democracia, no hay disciplina, y caen en las confrontaciones.

 

Esa es herencia del PRD; así ha sido siempre en ese partido, en el que los procesos internos se ajustan a sus estatutos, pero las traiciones por parte de los no seleccionados son evidentes.

 

Hoy en Chiapas el PRD apenas es visible, como el PAN, el PVEM que ya se disciplinó.

 

No hay una verdadera oposición, es decir, en el discurso, y los sucesos que deben ser del interés partidista en cuanto a que son asuntos sociales, parecieran no suceder.

 

¿Dónde andan las dirigencias de los partidos políticos en el estado?

 

Por eso el que de pronto aparezcan sus plataformas buscando votos, no impacta: no han respondido a los sentimientos sociales del estado, y han preferido un silencio sino ignominioso si prudente, para no generar la controversia cuando, es lo que está en boga en ésta nación, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezando, a lo mejor ya a diario, en sus mañaneras.

 

Una cosa sí va a quedar clara en el caso de darse, va a ser la evidente manipulación de las elecciones internas para buscar las candidaturas a las federales intermedias en el estado e igual de las estatales para el año próximo.

A la fecha los alcaldes nada más no han levantado imagen, de las siglas que sean, igual en la cámara local, salvo excepciones y en especial mujeres, que son las que levantan más “alto” la voz.

 

Otrora, fue el PRD el que servía con la cuchara grande allá por el dos mil, y seis años después, los resultados electorales fueron equilibrados, para volver a caer en el casi carro completo en 2012, en las que el PVEM ganó la gubernatura en alianza con el PRI, que por dos sexenios ostentó el perredismo.

 

Ya la cosa es diferente: gobierna la llamada centro izquierda, formateada con externos que se fueron afiliando al nuevo partido, bajo la influencia o cobertura del actual presidente del país, pero no formó cuadros, sino seguidores, con intereses mezclados, cuya formación ideológica no está del todo definida, pues tanto con Salazar como con Sabines, ambos de extracción priista, motivó el camaleonaje que aceptó el partido del Sol Azteca para después, hoy, no pocos de ellos no tuvieron ningún rubor en abandonarlo para irse a acomodar al Morena.

 

Ante el incremento de la imagen de Morena, que no solo es referencia y que se refleja incluso en las prerrogativas que ganaron a pulso en las elecciones pasadas, no han sido pocos los que desde siglas al lado se han estado acercando a la 4T, no creo que con intención de aportar, sino de que les faciliten las formas para lograr una candidatura.

 

Pero ¿qué va a suceder?

 

Ya las solas siglas no ganan; no va  a darse el arrastre del tabasqueño pues no va a estar en las boletas, y se tendrá que optar por gente probada y que no sea ubicada “como “más de lo mismo”.

 

¿O sí?

 

Porque ello se tiene que analizar en todos los institutos políticos: candidatos con capacidad de imagen y competencia.

 

Nada fácil.