Tubo de ensayo

24/enero/2020

 

René Delios

 

Escribiendo claro: si el gobierno federal no le suelta el varo a Chiapas, nada más no se van a superar sus rezagos en el sexenio, de la misma manera en que si se sigue aplicando eso de los derechos humanos hasta con los maleantes, no se van a resolver los “conflictos” sociales que laceran “otros” derechos humanos, pues los más derivan de intereses económicos cuanto políticos del caciquismo indígena que aprendió a ser corrupto, y a chantajear -¿tienen otro término?- a las autoridades desde tiempo ha.

 

Los rezagos sociales del estado se acumularon tanto por ausencia institucional como por la falta de aplicación del estado de derecho; de haberse combatido la primera con la aplicación rígida de la segunda, fuera otro Chiapas. Pero la entidad vivió una serie de gobiernos institucionales a ultranza, que nada dijeron cuando los programas de desarrollo llegaron mochados pues permitió que también se sirvieran de ellos.

 

En vez de clamar justicia fueron parte de la impunidad ¡todos!

 

La corrupción y el saqueo fue despiadado, pero a la vez, se aplicaron criterios políticos fronterizos que incluyó una verdadera miopía geopolítica, que apenas hará doce años valora la posición de Chiapas en el continente ante la Asía económicamente desarrollada –con la que México quiere hacer tratos- y con la que compartimos la llamada Sonda del Pacífico, algo que ha llamado el intereses de la nación del Sol Naciente tanto por lo que hay como por lo que fue.

 

Como ahora por el fenómeno migratorio que se volvió masivo, y que hizo nuevamente que México ocupe espacios en los noticieros del mundo, igual antes fue noticia la vez que se diera a conocer que había ganado la centro izquierda por primera vez en el país –con un candidato que la buscó por dieciocho años-, aunque también por su enorme taza de violencia por el crimen organizado, pues las historias de sus pueblos precolombinos son ampliamente conocidas en el mundo, no su historia patria que dio forma a México, toda manipulada por lo que se tiene que reescribir.

 

Los asuntos macroeconómicos y de mercado más que la verdad son del interés de una elite; internamente y sin saber, la oposición por la oposición manipula contenidos que la verdad no tienen ningún efecto pues son mentiras a medias; lo concreto es que los que saben de los comportamientos de la moneda, sí valoran que pese al crecimiento de 0.1 en la economía en 2019, el peso no se devaluó –lo que se observa como estabilidad financiera, de interés para los inversionistas-, sino también que hay un serio combate a la corrupción pues está, aunque no se crea impidió que no pocas empresas de prestigio invirtieran en la nación en los pasados sexenios no invirtieran, ante los amarres de los funcionarios de todo tipo que sacaban raja de las obras técnicas, científicas, de infraestructura obligando a empresas a utilizar mala calidad para inflar costos y repartir el excedente, obvio a riesgo del prestigio de las empresas, como en el caso de las autopistas muchas veces revestidas, aun los reportes de encarpetado para tres años promedio, o a la que se le cayó la tobera del Puente San Cristóbal a inicios del siglo.

 

¿Quién contraría a esa empresa para que le haga un puente?

 

Ahora imaginen a la empresa Shell, petrolera constructora de refinerías, que le explote una de éstas en el país como pasó con la de Pajaritos, en Veracruz, o la de Cactus, en Chiapas, en dónde las versiones de que reventaron las tuberías fueron ocultadas por la empresa paraestatal y nunca se supo que cosa en realidad pasó.

 

Fue mala calidad y corrupción que cobró vidas. Y cómo esas por cientos en lo que va del siglo.

 

Entiendo que la fanfarronería y la megalomanía van de la mano y la suficiencia institucional en consecuencia, y más cuando los gobiernos de Morena se sienten impolutos, aunque no tienen con qué pues seis años no les van a alcanzar para solucionar los grandes problemas y demandas de México y los mexicanos, empezando por la inseguridad, mala calidad de la vida, la corrupción –que aquí está ahora- y desde luego la pobreza extrema en millones de connacionales, lo que ha sido y es injusto.

 

Esa pobreza humilla a la Constitución, desmiente a nuestra democracia, es insultante, su existencia es la muestra de nuestro pobre nacionalismo, que surge estúpidamente en cada partido de una selección de futbol que es un bodrio de intereses televisivos con lo publicitario que la gente indistinta ideología y sector siguen al unísono.

 

Pero cuando se aplica a lo derecho la ley, como sucede ahora con los programas productivos, que como los sociales no han dado resultados ¡en diez sexenios! y cuándo López Obrador cambia el formato –en la suposición de que es la corrupción la causa de tal desencanto-, los dirigentes se desgarran las vestiduras, se alebrestan en movilizaciones por la demanda de apoyos a la productividad, de combate a la pobreza, en fin, llamándose defensores de los intereses del pueblo campesino -en éste caso de la UNTA, Antorcha Campesina entre otros-, porque los sindicatos obreros y burócratas con el ejemplo del sindicato petrolero entendieron.

 

Pero regresando a la historia: ¿Hay idea de cuánto le costó a México y a su pueblo mantener a las dirigencias de organizaciones de todo que no lograron nada?

 

Porque en sesenta años de apoyos para el campo es para que se viera algo de avance y nada más no: la pobreza impera en el agro, sin tecnificación, con pobre rendimiento por hectárea, y es eso, la pobreza, la necesidad, lo que explotan sus líderes, funcionarios, partidos, y tenía que acabar.

 

Como tienen que acabar los programas paternalistas, proteccionistas y hasta alcahuetes –que comprendía al sector empresarial- a la hora de los riesgos de inversión, y desde luego los sindicatos, y más en aquellos –casi todos- en los que sus líderes corruptos se reeligen y no permiten la democracia gremial.

 

Y así, con el estado de derecho –y regresando a Chiapas-, que hay que aplicarlo por sobre la “prudencia” de los derechos humanos usados tan a modo para con los que no respetan la ley, porque si usted o yo la infringimos, nos vamos derecho al bote, hasta por conducir con aliento alcohólico.

 

¡Ha! pero no se la aplican a los que atentan contra la libertad de tránsito, el patrimonio federal o estatal, los derechos de terceros.

 

¿Por qué son indígenas, campesinos, sindicalizados o migrantes?

 

Es gente que abusa de esa condición y como que ya basta.

 

Me pregunto quién le diseñaría la estrategia al Mocri tomando predios por años en total impunidad usufructuándolos por años; a los caciquismos desplazando gente para despojarlas de sus propiedades allá en Los Altos; a los normalistas quebrando cristales de oficinas del gobierno o tomando casetas federales de cobro para sacar para la peda, o a los de Oxchuc tomado carreteras –por enésima vez- para cobrar el paso so pretexto de su pobreza.

 

Todos como que saben que si los detienen luego los liberan, u otra vez a lo mismo: protesta por represión.

 

A todos esos cárcel o ¿De qué privilegios gozan en una supuesta democracia en dónde se debe hacer vigente el estado de derecho como garantía de igualdad?

Así que esas políticas de tolerancia que permiten la impunidad no son precisamente una forma de aplicar un respeto a los derechos humanos; es alcahuetear gente corrupta y  abusiva.

 

Por eso pasa eso de los migrantes violando la ley de migración permitiendo que  entre al país tanto delincuente –cuando con los propios tenemos-; de los líderes enojados, reclamando su parte para corrupción de siempre cuando deberían llamarlos a cuentas; de los caciques indígenas asesinos, que ocasionan tanto desplazado en el estado en pleno siglo XXI lo que nos hace ver como tierra sin ley.

 

La justicia social en Chiapas comprende varias aristas, y se tienen que atender y resolver en todas, con la ley, que es dura, pero es la ley.

 

Sino, será puro bloff.