Las crónicas de un continuo despertar

18/abril/2017

 

Arít León Rodríguez

 

En México, mientras mas sabes, menos ganas. Pareciera que es un castigo el deseo de superación, que un 47% de quienes tienen estudios superiores, no tienen empleo, y están infrapagados.

Es decir, un informe sobre el comportamiento del empleo al primer trimestre del año de la firma Manpower revela que de casi 2 millones de personas que buscan trabajo, poco menos de 909 mil tienen estudios superiores, es decir, alrededor de la mitad de los desempleados.

Al medir la cantidad de pobladores desocupados por nivel de preparación, reveló que en nuestro país, contrariamente a lo que sucede en la mayor parte del mundo, a las personas que cursaron preparatoria o tienen estudios superiores les es más difícil obtener un puesto de trabajo.

No es difícil imaginar porque: la gente que ofrece espacios laborales, paga lo mínimo posible.

No invierten en mano de obra, ni en personal capacitado, si no en quienes por una urgencia tremenda, aceptan sueldos que verdaderamente son ofensivos y en horarios que rayan en la explotación.

No le miento, en algunos restaurantes les pagan 50 pesos diarios a los meseros con la justificación que la propina es lo que nivela el ingreso.

¿Justo? Definitivamente no, especialmente porque un mesero capacitado, que conoce de entradas, servicio, atención, no aceptaría un sueldo tan ofensivo salvo una necesidad imperiosa –la cual casi todos la vivimos en realidad-  cuando en el país en nuestra gran mayoría no tenemos ni la educación ni la sensibilidad para el trato a las personas que nos atienden en cualquier lugar derivado de nuestros traumas de insuficiencia y nula educación.

Así que imagine el perfil de la vida que cualquier persona lleva con salarios tan bajos, ingresos tan aleatorios y explotación laboral, la cual se expande a todas las ramas imaginables, sin contemplaciones, pero empeorando si la que postula es mujer, ya que se enfrenta a la presión de ser suficiente para el cargo y/o responsabilidad, y en muchas ocasiones se adereza con acoso sexual.

Vaya, pero la crisis esta en nuestras mentes ¿cierto?

 

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Una de las principales causas para que suceda el abandono, es que la persona adulta mayor ya no posea una vida laboral útil y comience a generar gastos en la familia. Situación que causa tensión y trasforma el trato de sus hijas e hijos, amistades y parientes cercanos.

Otro caso frecuente ocurre cuando la familia se apodera de los bienes materiales de la o el adulto mayor, aprovechando su fragilidad, falta de memoria o dependencia. El abandono cobra sentido cuando al dueño original se le ignora, o se le agrede (física o verbalmente) y en ocasiones se le desplaza de la familia llevándolo a asilos o albergues en contra de su voluntad.

Esta semana la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México dio a conocer una reforma al artículo 156 de Código Penal que sanciona con cárcel a los familiares o tutores que tengan la obligación de cuidar a un adulto mayor y no lo hagan; en los casos donde el tutor fuese ascendiente del ofendido, se le privará de la patria potestad o de la tutela.

Cifras del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, afirman que 60 de cada 100 personas de la tercera edad que ingresan a sus centros gerontológicos, presentan rechazo o total abandono de sus hijos, además carecen de recursos económicos, por lo que la institución hace un llamado para fortalecer la cultura del envejecimiento exitoso y saludable.

Acá he sabido de casos tremendos de abandono de adulto mayor y donde la responsabilidad de su cuidado, alimentación y atención se la dejan a una sola persona, siendo responsables varias.

¿Cómo para cuando tendremos acá en Chiapas esas regulaciones trinando efectivamente contra quienes se deslindan de sus responsabilidades contra los adultos mayores?

Digo, porque los que siguen en la lista, somos ciertamente nosotros.