Las crónicas de un continuo despertar

26/junio/2017

 

Arít León Rodríguez

 

En la ciudad se sintió, a lo largo del fin de semana un ambiente algo más que húmedo.

Un dejo de incredulidad y vacío, por decirlo así. Muchas personas vivieron minutos de terror, de angustia y de nerviosismo al ver como las aguas llegaban a retomar los espacios que le hemos quitado de manera irresponsable e irrespetuosa.

Claro, las zonas afectadas  y sus habitantes poco podían recordar si donde estaba asentada su casa, era en efecto, el paso del San Roque, el Poti o alguno embovedado que rugió con fuerza en minutos y deslavo lo que se encontrara a su paso.

Vimos, con nervios, como las calles se llenaron de agua, como arrastraban coches, arboles, basura –muchísima basura- y de manera sorprendente, personas.

Tuvimos un saldo rojo este fin de semana. Una lluvia de casi dos horas, le quitó la vida a una persona la cual estuvo desaparecida hasta el día de ayer.

El profesor Víctor Gabriel Morales Abadía de 56 años de edad, fue arrastrado por la corriente junto con su vehículo en la colonia La Moderna y estuvo en calidad de desaparecido durante un día. Su cuerpo apenas fue hallado ayer.

La malísima planeación a lo largo de los años ha desembocado en esto. Demasiado cemento, poca tierra que absorba el agua, deforestación, y pocos drenes pluviales capaces de manejar el meteoro que nos impactó.

De la basura, ni hablar. Es terrible, somos una ciudad sucia. Pero no por que las autoridades la tengan de ese modo, sino porque pese a tener espacios y momentos para depositar la basura y sea recolectada, no lo hacemos.

La época de lluvias aun no llega y muchos detalles están a la vista y aun cuando la respuesta de las autoridades ha sido expresa y pronta, es bastante lo que se debe preveer.

 

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Ayer en Comitán se impartió la conferencia “Prevención del maltrato intrafamiliar”, y justamente ahí el magistrado presidente, Rutilio Escandón, mencionó que es importante el erradicar las prácticas de maltrato de los núcleos familiares.

Capacitando y reeducando a familias completas, anexando a  los servidores públicos del Poder Judicial los cuales están capacitándose continuamente para atender la violencia de género y la intrafamiliar con los suficientes conocimientos para abordar y ofrecer la orientación jurídica adecuada relacionada a este fenómeno social piensan sacar al estado del problema.

Habría que ver que las capacitaciones sirvan, porque acudir a querellarse o denunciar es un viacrucis anexo a la indiferencia institucional, que no ayuda a la víctima ni a quienes le acompañan, donde hemos visto como patrones machistas y violentos se reafirman desde dentro y los avances reales no inspiran seguridad.